Acaba la Semana Santa y empieza la campaña de verdad. Seguirá siendo precampaña, larga la hemos tenido, pero ya sin margen de error. Todos los partidos tienen afinados sus dardos para hacer sangre en los puntos débiles del contrario. Ernest Maragall ya tomó esta medicina cuando Xavier Trias dio el paso y se presentó por Junts per Catalunya. ERC cayó en las encuestas y no se ha recuperado. Ahora parece que le está tocando al supuesto candidato moderado TrIas que ha visto como Ponsatí, Bentanachs y Borràs le han empantanado su estrategia. Sobre todo Borràs y también su propio partido. Ardemos los periodistas en deseos por saber la posición del candidato Trias sobre la petición de su partido para que doña Laura sea restituida como presidenta del Parlament después de su condena por corrupción.

Quizá el candidato Trias no diga ni una sola palabra esperando que la Junta Electoral diga lo que se supone que dirá: que Borràs debe ser apartada de su escaño siguiendo la doctrina Juvillà. También en esto el candidato juntero tiene un marrón. ¿La defenderá? Entre bambalinas muchos diputados y dirigentes de Junts despotrican de su presidenta, pero hasta la fecha nadie en público la repudia. Veremos que pasa cuando la Junta Electoral diga la suya una vez pasados los primeros días de declaraciones altisonantes. Junts se resistirá porque las elecciones municipales son importantes, pero Trias verá como se abre el suelo a sus pies porque asumir la radicalidad lo desnaturaliza como candidato moderado.

No sabemos si le preguntará a Puigdemont. El que no lo va a hacer es Jaume Collboni, el candidato socialista, que empezará la recta final en Bruselas. No consta que pidiera permiso a Puigdemont para tener una agenda de contactos que no tiene el europarlamentario y, si me apuran, tampoco la alcaldesa. Colau prefiere ahora centrarse en la alta política y evitar hablar de Barcelona. La última encuesta un 63,8% de los barceloneses son muy críticos con su gestión. La apreciación es contraria en todos los barrios, por sexos y en todos los segmentos de edad. Tiene a los suyos muy movilizados, pero poco podrá pescar en el 18% de indecisos que afirman que irán a votar.

El PP, según la encuesta de Gesop que se conoció la pasada semana, recupera fuelle y puede doblar sus exiguos 2 regidores pero su crecimiento queda lesionado por el voto que reciben VOX, Ciudadanos y Valents, un 7%, que no llegarán las sacas populares y se perderán porque los tres partidos se quedan fuera del consistorio.

La gran batalla empezará fijándose en este colectivo de indecisos. Collboni está marcando distancias con Colau y Trias, a los que no les funciona su pinza para desbancarlo de la carrera, pero necesita incidir en estos indecisos para lograr una victoria algo más holgada. Los números serán importantes para discernir más que quién, con quién gobernará y cómo lo hará. Esta carpeta se abrirá porque todos los partidos se acusarán de pactar con el malo malísimo, que variará en función de los intereses de cada cual. Pero un regidor arriba o abajo puede ser decisivo para los movimientos posteriores. Lo único que parece descartado es un tripartido de Comunes, ERC y la CUP, por la caída de ERC y porque la CUP se queda fuera porque no llega ni al 4% del voto. Y sin tripartito, Colau tiene muchos números para dejar de ser alcaldesa. Solo le quedará Yolanda.