Casi coincidiendo en fechas, se han celebrado en nuestra ciudad dos eventos de suma importancia. Por un lado, los días 26, 27 y 28 de abril, el foro Desperta, BCN!, promovido por los diarios Crónica Global, Metrópoli y EL ESPAÑOL, sobre el futuro de la capital catalana. Un encuentro que se desarrolló en el edifico DFactory del Consorci de la Zona Franca, y que reunió durante tres días un abanico de profesionales y responsables de empresas e instituciones catalanas. Por otro, el debate Diàlegs Constructius sobre el futuro urbanístico de la ciudad, en el recinto modernista de Sant Pau, organizado por la agrupación Arquitectes per l’Arquitectura (AXA).
Una mesa de opinión moderada por el periodista cultural Llàtzer Moix y en la que participaban los cuatro arquitectos jefe que Barcelona ha tenido en estos últimos años: Josep Antoni Acebillo, Oriol Clos, Vicente Guallart, así como el actual Xavier Matilla. Dos eventos que han sido muy importantes desde la perspectiva económica y urbanística sobre el futuro de la ciudad y que han deliberado con un mismo fin: actuar en Barcelona para situar la ciudad como un punto de referencia, de liderazgo económico y urbanístico, puntos de los que actualmente, según muchos profesionales, carece.
El foro Desperta, BCN! ha congregado una gran cantidad de especialistas en muchas de las materias que conforman la ciudad de Barcelona, y como el nombre ya nos advertía, ha representado un llamamiento de muchos de los actores para despertar la ciudad, y que vuelva a ser un polo de atracción como una gran ciudad internacional. La arquitectura no se ha quedado atrás, y en la mesa de opinión del evento, celebrado en el recinto modernista de Sant Pau, entre los cuatro arquitectos que son y han sido responsables del planeamiento urbanístico de la ciudad, y dada la proximidad de las elecciones municipales, se diagnosticó la necesidad de establecer un pacto sobre urbanismo, que haga que el diseño de la ciudad sea un proceso más consensuado. Aunque en la actualidad las políticas urbanísticas provoquen divisiones entre los arquitectos convocados a la mesa.
Tanto en un foro como en el otro, se puso de manifiesto los grandes problemas de la ciudad, que obligaran a implantar iniciativas políticas que desarrollen programas para atraer talento internacional, establecer políticas de la vivienda por mediación de estrategias público privadas, así como instaurar los compromisos con todos los sectores afectados en cuanto a movilidad. Una problemática que, como consecuencia de las últimas actuaciones urbanísticas, parece ser que está en entredicho.
La ciudad tiene obligatoriamente que definir un marco de referencia en el que se pueda compaginar el escenario productivo, con la cada vez más necesidad de renaturalizar la ciudad. Un impulso económico que, bajo la perspectiva de la sostenibilidad del territorio, determine la ciudad del futuro. En esta tesitura podríamos echar mano de aquella frase perversa que decía, que hablen de mí, aunque sea mal. Un concepto que nos dice que lo importante es que no se hable ni bien ni mal, sino que se hable.
En este sentido, que se hable de Barcelona pone de manifiesto la preocupación de diferentes sectores y colectivos, que entienden, afortunadamente, que la ciudad necesita una profunda reflexión en la dirección de dibujar un modelo, consensuado con los sectores productivos, culturales, urbanísticos... bajo el criterio de indicar la orientación adecuada, con el fin de conseguir que Barcelona sea uno de los epicentros más importantes de Europa. Con absoluta seguridad, muchos de nosotros, creemos que tiene todas las cualidades para serlo.