¿Qué es la clase media? ¿Qué es, exactamente? La RAE nos propone una definición: «Conjunto social integrado por personas cuyos ingresos les permiten una vida desahogada en un mayor o menor grado». Esto es decir mucho y decir nada, porque el cínico Diógenes se vestía con un taparrabos, dormía en un barril y llevaba una vida la mar de desahogada.

Si acudimos a Weber, éste sostenía que para ser de clase media uno no podía depender de un salario, sino ser empresario o comerciante, o ejercer una profesión de prestigio. Para Weber, la independencia económica era un sello distintivo de la clase media, pero su definición también hace aguas, porque entonces los autónomos que no llegan a final de mes serían todos de clase media, y no lo parece. La idea es buena, pero no convence demasiado.

Marx dejó ir una definición más precisa, pero en su línea. Marx concebía el mundo dividido en dos clases: una minoría que dominaba los medios de producción y una mayoría que vivía alienada de su trabajo, cuyos frutos enriquecían a la minoría mencionada. Entre ambas, la clase media, un residuo de gentes que todavía no habían caído en brazos de la pobreza o que todavía no tenían suficientes recursos como para poder explotar al proletariado. A largo plazo, decía Marx, a la clase media le quedan dos telediarios, indefensa ante el gran capital. Es posible que no estén de acuerdo con las teorías marxistas, pero el Barbas era único para señalar los defectos del capitalismo liberal.

Ni la RAE ni Weber ni Marx nos llevan a buen puerto, lo que nos obliga a recurrir a la estadística. Ordenen las rentas de las personas de menor a mayor, una detrás de otra. La que tenga el mismo número de personas delante y detrás será la mediana, que no la media. Pues bien, se establece que es de clase media aquél que percibe una renta entre el 75 y el 200% de la renta mediana.

Ojo, la mediana es una cosa y la media, otra. La renta media de una población sería la suma de todas las rentas dividida entre el total de personas que la forman. Seguramente no coincidirá con la mediana.

Todo esto viene a cuento porque el Sr. Trias hizo, días ha, unas declaraciones que han traído cola. Se cubrió de gloria, vamos. Afirmó que el salario de una persona de clase media, que cifró en tres mil euros al mes, no es suficiente para llegar al final de mes en Barcelona. Echando cuentas, puede que tenga razón. ¿A cuánto sale la hipoteca de un piso en el Eixample? Además, el coche, la moto, la escuela concertada de la criatura, las vacaciones en Tailandia, el gimnasio, el profesor de yoga, ¡por no hablar de cómo se han puesto los restaurantes, hombre de Dios! Es que con tres mil euros no llega, y la culpa, cómo no, es de Colau, de los socialistas y de quien haga sombra a mi candidatura.

Ahora les diré por qué el señor Trias metió la pata hasta el sobaco y se cubrió de gloria.

El tresmileurista de Trias ingresaría 42.000 euros al año netos, por catorce pagas. Eso sería el doble de los ingresos medios de una familia de Nou Barris o Ciutat Vella y superior a los ingresos medios netos anuales de ocho de los diez distritos de la ciudad, porque Sarrià-Sant Gervasi y Les Corts tienen una media tresmileurista. Un 85% de los hogares barceloneses tiene ingresos netos anuales que no llegan a esos 3.000 euros, dos de cada tres hogares barcelones ingresan menos que 2.300 euros netos al mes, que es la media de toda la ciudad, porque ricos hay pocos, pero son muy ricos y alejan la media de la mediana, eso que les he contado antes.

Es bueno poner cifras sobre la mesa. Sólo así podremos percibir cuál es la magnitud de la tragedia. El salario más habitual ronda los 1.500 euros al mes. Eso explica por qué la mitad de las personas que viven en régimen de alquiler en Barcelona están en riesgo de pobreza, ¡la mitad! No podrán comprarse un automóvil eléctrico ni una plaza de aparcamiento para recargarlo, y el tranvía no llega. Lo del colegio pijo subvencionado, ni soñarlo. Pero la izquierda, en los mundos de Yupi y la derecha, ya lo ven, preocupándose porque ya no les llega para cambiarse el Audi este año.