Todos conocemos algún que otro coworking en Barcelona. El de un amigo, quizás el de un cliente, o puede incluso que nos hayan llegado a poner una mesa y una silla en uno de ellos, aquella vez que creamos no se qué proyecto. Lo cierto es que hace tan solo unos pocos años se trataba de un concepto casi de tendencia, algo que empezaba a llegar aquí, tímidamente, mientras que ahora ya forman parte de nuestra cotidianidad más absoluta.
A día de hoy, Barcelona se sitúa en el Top 10 en lo que se refiere a desarrollo de espacios coworking. Y es que nuestra ciudad va a la cabeza de las capitales europeas con mayor capacidad de desarrollo de este fenómeno, según datos recientes de Cushman&Wakefield. El auge mundial de las startups, principalmente las de carácter tecnológico, y los cambios en la demanda de oficinas, han creado la necesidad de desarrollar estos amplios y diáfanos espacios colaborativos.
En algunas de las grandes ciudades actuales, el coworking ya se ha convertido en un boom irreversible, sin marcha atrás, especialmente en Londres. De hecho, ya es la ciudad con más espacios coworking del mundo. La city londinense abarca actualmente el 32% de todo el espacio coworking existente a nivel global, superando incluso a los Estados Unidos (27%). También destacan otras capitales coworkineras, tales como París, Berlín, Ámsterdam, Dublín, Estocolmo o Varsovia.
Por lo que respecta a nuestra ciudad, el crecimiento y la consolidación de estos espacios ya son una realidad muy sólida, especialmente en el distrito 22@, el hub tecnológico de Barcelona. Se trata de un ámbito estratégico ideado a medida de las startups y de tantas micro y pequeñas empresas que necesitan buscan oficinas con todos los servicios, capaces de generar networking real y concreto. De kilometro cero. A partir de un reciente informe del Estado del Coworking en España, visualizamos claramente el fortalecimiento de esta realidad que ya se ha impuesto y afianzado. Y es que el coworking ha venido para quedarse, gracias a su esencia flexible, y a su capacidad de adaptación constante.
Acaba de salir una novela titulada precisamente así, Coworking (editada por el sello que dirige Ernest Folch, Novum, en catalán y español), escrita por Francesc Miralles, uno de nuestros autores más leídos y vendidos en todo el mundo. Esta obra de ficción, construida a partir de retazos de la realidad, nos muestra de manera ejemplar cómo se articulan las relaciones humanas en uno de estos espacios que permiten compartir experiencias, tanto a nivel profesional como personal.
Situémonos en una vieja factoría de la calle del Planeta, en pleno centro del entrañable barrio barcelonés de Gràcia. La fauna humana que comparte este espacio es realmente singular. Chicos y chicas provenientes de casi todas las partes del mundo, un microuniverso representativo del universo entero. Y es que entre las paredes de ese viejo almacén van surgiendo ideas locas, amores fugaces, negocios imposibles y algunos misterios que iremos descubriendo a medida que avanzan, de manera trepidante, las páginas de esta recomendable lectura. Y es que a veces, a menudo, una obra de ficción consigue hacernos entender de manera eficaz una realidad de lo más tangible.