Que el nombre de Monstserrat Caballé está ligado al de la ciudad de Barcelona creo que nadie lo pone en duda. Nació en la ciudad, estudió en el Conservatorio del Liceo y vivió y falleció en ella.
Los Juegos Olímpicos de Barcelona de 1992 y su famosa Barcelona interpretada junto a Freddy Mercury ha dado la vuelta al mundo. Ella también dio la vuelta al mundo llevando el nombre de la ciudad de Barcelona por doquier y haciéndola así más grande, actuando en las salas de conciertos y en los teatros de ópera más importantes de circuito internacional y dejándonos como legado a las futuras generaciones maravillosas interpretaciones junto a los directores y cantantes coetáneos de más renombre. Su sólida y valiosa carrera lírica sustentada en una voz excepcional e irrepetible, ha sido reconocida por la prensa especializada de todos los países. Sus grabaciones están entre las de referencia para consultas musicales y técnicas a realizar por los especialistas y también para el disfrute del melómano y público en general.
Denominada como catalana universal, y más allá de posiciones políticas, personales o gustos musicales, su figura artística es indiscutible a nivel mundial y será recordada como una de las grandes figuras de la historia de la ópera.
Son muchos los premios y reconocimientos que ya se le han hecho en Barcelona y por parte de entidades de la misma. En 2017 el Reial Cercle Artístic de Barcelona le otorgamos la Medalla de Oro a la par que Òpera Jove de Catalunya le otorgaba su Premio. Fue un acto muy emotivo y quién nos iba a decir en aquel momento que fue el último premio que recibió en vida. La Medalla de Oro de la Ciudad le fue otorgada a título póstumo.
La Fundació Privada Montserrat Caballé ha manifestado que desea que en el decurso de este mandato que ahora se inicia se ponga el nombre de la artista a alguna calle, plaza, avenida u otro espacio público.
Más allá de esta petición, uno de los objetivos que tiene la Fundació es la creación de un Museo que lleve el nombre de la soprano barcelonesa y donde se pueda mostrar su vida artística y su extensa carrera vocal. La casi totalidad del material susceptible de ser expuesto pertenece a la familia Caballé, al menos en cuanto a lo que se refiere a vestuario, relación epistolar, partituras, objetos artísticos y otros, si bien existe algún material en manos de privados, fervientes fans de la cantante. Por lo que respecta a fondo público en lo que yo soy conocedora, el Museu de les Arts Escèniques de la Diputació de Barcelona dispone de algún vestuario que la soprano utilizó en veladas operísticas memorables.
Este Museo es ubicable y deseable por muchas otras ciudades, municipios y países en todo el mundo dada su relevancia y su aportación de valor tangible e intangible, y presumiblemente un polo turístico para el lugar que lo albergue. Personalmente, opino que las políticas culturales públicas, entre otras cosas, han de fomentar lo propio. La figura artística de Montserrat Caballé es conocida en los cinco continentes y Barcelona sería el lugar más adecuado para su ubicación por los obvios vínculos existentes e irrompibles, y, si me permiten la osadía de la opinión, estoy segura de que Barcelona sería la ubicación para el Museo que llevase su nombre y albergase su legado deseada por ella misma.
Es cuestión de tiempo que diversas instituciones europeas y de índole internacional, públicas y privadas, fundaciones, empresas e incluso particulares grandes admiradores de la artista, querrán contribuir y patrocinarlo. Por eso mismo estoy convencida de que en algún momento este Museo se hará realidad. ¿Qué Gran Teatro Lírico del mundo no querrá estar presente en una u otra forma? ¿Y qué gran ciudad europea, americana u otras, especialmente las estrechamente vinculadas con la carrera internacional de la gran soprano, tampoco?
La ciudad de Barcelona tiene ahora la oportunidad de adelantarse y hacerse suyo el Museu Montserrat Caballé. Si no, algún otro lugar se lo apropiará.