No hace leña del árbol caído, o sea de la exalcaldesa Ada Colau, pero el alcalde Collboni habla cada día de nueva etapa y de recuperar el orgullo de ser servidor público. Quiere pasar página de la Barcelona triste, alicaída y antipática para empezar una nueva página del libro de la ciudad: el orgullo de Barcelona. Y ha empezado por los trabajadores públicos. 

No era normal, bueno no lo fue en los últimos ocho años, que la alcaldesa visitara una comisaría. Colau no lo hizo nunca. Y Trias, su antecesor, dejó a la urbana a los pies de los caballos en el caso de Can Vías y se puso a mirar a otro lado cuando salió un documental, Ciutat Morta, que es un ejemplo de manipulación y ataque indiscriminado contra las fuerzas del orden. Después nos enteramos de que el protagonista era todo un espécimen. TV3 y el independentismo, junto a los comunes, cercaron al cuerpo policial con el beneplácito del alcalde Trias. Por eso, es un cambio de guión la visita de Jaume Collboni a una comisaría. Nada más y nada menos que 12 años después. Para verse con los mandos, claro, pero también para verse con los guardias a los que espetó “estaré a vuestro lado”. Ya era hora dirían algunos, pero desde Jordi Hereu, el cuerpo municipal ha estado huérfano. Fue toda una declaración de intenciones. Y no será la última. 

Al lado del alcalde, el concejal Albert Batlle, que estos años ha tenido que lidiar los problemas en solitario porque el apoyo desde alcaldía brillaba por su ausencia. Objetivo: recuperar la sensación de seguridad perdida. Batlle sabe que los datos que maneja el Ayuntamiento son malos y se afana por conseguir los 600 mossos acordados en el acuerdo de presupuestos. El alcalde se lo reiterará al propio president Aragonés. La reunión no tiene fecha pero los equipos están en ello. Será después del 23-J. Mientras llega este encuentro entre los dos lados de la plaza de Sant Jaume, Batlle está jugando otra partida para que la Generalitat formalice lo acordado: la Junta Local de Seguridad. Sería un buen momento para que Joan Ignasi Elena y Jaume Collboni rubricaran una mayor presencia policial uniformada en Barcelona. 

La limpieza viaria es el otro gran problema que Collboni quiere afrontar. La ciudad está sucia y no es una percepción como decía, la hoy desaparecida del mapa político, Ada Colau. Desaparecida del Ayuntamiento y desaparecida de la campaña de los comunes. Collboni movió la primera pieza reuniéndose con las concesionarias de limpieza para exigirles que hagan bien su trabajo porque pagadas, bien pagadas, lo están. Se trata de que las empresas noten el aliento en la nuca por parte del consistorio. Collboni fue acompañado de Laia Bonet y Albert Batlle. No fue una reunión más. Se trataba de poner las pilas a las empresas de limpieza, exigirles más implicación. 

Recuperar el orgullo de ciudad y el orgullo por el trabajo bien hecho. Este es el objetivo que trasladó Collboni a los policías y esta semana a los trabajadores de limpieza. No daban crédito. Que el alcalde fuera a su centro de trabajo, acompañado de Laia Bonet, antes de empezar el servicio a las seis de la mañana. Ya les digo que esto no pasaba con Colau ni con Trias. Ni con el que fue alcalde ni con el que quería volver a serlo. Es otra clara declaración de intenciones. Ciertamente, Collboni da carpetazo a la etapa Colau con una nueva forma de hacer para recuperar el orgullo perdido.