Antes de las últimas elecciones municipales celebradas el 28 de mayo, todos los partidos presentamos propuestas y promesas electorales con el objetivo de establecer una hoja de ruta si la ciudadanía nos otorgaba su confianza para dirigir Sant Adrià los próximos cuatro años.



En Sant Adrià, vimos cómo el gobierno municipal del PSC prometía reabrir la playa del Litoral a finales de julio y dilapidaba 30 millones de euros de ahorro en una interminable lista de pequeñas cosas que no han hecho avanzar la ciudad. El asfaltado, donde invirtieron más de dos millones, es un ejemplo de cómo no se aprovecha para transformar la ciudad. Ni asfalto sonoreductor, ni mejora en la señalización ni ningún cambio sustancial. Aun así, el principal objetivo del PSC era el de ganar las elecciones, legítimamente.

En ERC también hicimos propuestas electorales pero nunca utilizamos el Pleno para prometer cosas que sabíamos que no podríamos cumplir. De hecho, denunciamos intensamente que las promesas del PSC eran vacías y que nunca se harían.

Las elecciones vinieron, eso sí, seguimos con la playa del Litoral cerrada y sin 30 millones, que atendiendo el contexto, serían de mucha ayuda para reforzar proyectos transformadores que generen oportunidades para las familias, para evitar que nadie quede atrás.



En cuanto a la playa, la promesa de reapertura ha cambiado múltiples veces, y ya no sabemos cuando será una realidad. Hemos pasado de una apertura en julio de este año a ¿una posible apertura en marzo de 2024? Ni esto sabemos seguro a estas alturas. La ciudadanía se ha hartado a escuchar diferentes plazos y ninguno de ellos se ha cumplido. No nos envían los informes, con la excusa que es una obra que ejecuta el Ministerio directamente.



Una cosa es segura: la promesa era solo para ganar votos y las elecciones se lo han llevado.



En ERC, también nos opusimos a gastar 30 millones de euros en pequeñas cosas. Creíamos que aquel dinero tenía que servir para cuando vinieran tiempos peores y sobre todo, para financiar proyectos que hicieran avanzar a la ciudad, generar oportunidades. Una residencia de gente mayor, la reapertura de la piscina de Ricart o un paquete de medidas para ayudar a la pequeña y mediana empresa del municipio. Ahora, con este dinero perdido y sin ahorros, el ayuntamiento se encuentra en una situación financiera precaria. La mayoría absoluta no lo solucionará todo, y las consecuencias de la mala gestión las sufrirán los ciudadanos. Esto es seguro. Las elecciones se llevaron las promesas, las propuestas y el dinero.