Hace poco leía un artículo que hablaba de emprender con el propósito de dejar una huella positiva en la sociedad, act for impact --que así se le llama en inglés--, y no es más que el propósito de empezar un proyecto persiguiendo objetivos más allá de lo económico o el reconocimiento, como pueden ser la ambición, la pasión o incluso por ideales, como fue mi caso. Cuando empecé a trabajar en la idea de crear Juno House, lo que me movía era precisamente ofrecer un espacio único y singular en la ciudad de Barcelona, un proyecto disruptivo con un concepto nunca visto antes en esta ciudad, y para ser sinceras, tampoco en el resto del país: trabajar por la conciliación entre la vida personal y profesional. Pero más allá de todo esto lo que quería era crear la comunidad de mujeres emprendedoras, ambiciosas, creativas e inspiradoras más grande del país. ¿Cómo? Con el espíritu woman to woman por bandera y como base de nuestra filosofía.
Hoy, un año y medio después de la inaguración, puedo decir en alto y orgullosa que lo hemos conseguido, y aunque aún queda mucho por hacer, reconozco que el camino no ha sido nada fácil. Y es que emprender hoy en día es para los valientes, como algunos dirían. No basta con tener la idea, sino que tienes que saber rodearte del mejor equipo y reunir las mejores condiciones para poder conseguirlo. El trabajo constante es la clave.
Este 19 de noviembre se celebra el Día de la Mujer Emprendedora, un reconocimiento a la capacidad de las mujeres para emprender un proyecto propio, rompiendo barreras y luchando contra las desigualdades de género que, todavía y lamentablemente, existen en nuestra sociedad. Para hacernos una idea de lo esencial que es celebrar este día, podemos hablar en cifras: en 2022, solo un 20% de las startups en todo el mundo tenían al menos una fundadora mujer, y en Europa, 15 de cada 100 emprendedores son mujeres. Y otro dato más: sólo 2% de startups lideradas por mujeres consiguen más de 1 millón de financiación. Por suerte, poco a poco somos más las que damos el paso para cambiar estas cifras.
Nací en Chicago y la mentalidad emprendedora está intrínsecamente vinculada con Estados Unidos. Allí se fomenta la creación de empresas desde la universidad, posicionándose como uno de los países con mayores tasas de emprendimiento del mundo. Si comparamos las posibilidades a la hora de emprender en Estados Unidos y hacerlo en España, las diferencias son abismales. Y aunque las comparaciones son odiosas, vale la pena resaltarlo: allí desde bien pequeños te animan a emprender, a creer en tus sueños y a perseguirlos para hacerlos realidad. En otras palabras, no hay miedo al fracaso, mientras que en España la figura del emprendedor es muy reciente y aún despierta cierta incertidumbre. Otro hándicap en España es el difícil acceso que hay a la financiación, mientras que en Estados Unidos es mucho más fácil conseguirla, así como la burocracia administrativa que también es mucho más sencilla.
No obstante, y a pesar de todo ello, aquí estoy como CEO y fundadora del primer club español diseñado por y para la mujer. Y la pregunta del millón: ¿por qué decidí hacerlo en Barcelona? A parte del vínculo emocional que tengo con esta ciudad, que es donde nació mi padre y donde al final he creado mi familia, también es la tercera ciudad europea con mejores condiciones para fundar una startup. Y no es casualidad: el magnetismo de Barcelona radica en que ofrece un gran abanico de oportunidades tecnológicas, sociales, científicas, educativas, que la convierten en el escenario ideal para establecer contactos e incentivar el crecimiento personal y profesional. Y precisamente de todo ello se nutre Juno House, siendo una comunidad colaborativa y diversa de mujeres apasionadas y de sectores diferentes que compartimos el mismo amor por Barcelona.
Cada una de las mujeres que vivimos en ella nos empapamos día tras día de la combinación de historia, creatividad y pasión que rebosa la ciudad. Barcelona vibra con un espíritu único que se refleja en la arquitectura, la gastronomía y la variada escena cultural; igual que nosotras, cada rincón de Barcelona guarda una historia, desde las intrincadas fachadas de las obras maestras de Gaudí hasta la costa Mediterránea.
Antes os hablaba del espíritu woman to woman, que se podría definir con tan solo una palabra: comunidad. Este sentimiento de pertenencia y unión nos hace más fuertes, porque sin diversidad racial, cultural y de género no hay innovación ni progreso. Las mujeres no somos una minoría, somos el 50% de la población. Y el ejemplo es claro: hace 100 años, las mujeres ni siquiera existíamos en el panorama laboral español. Ahora, somos cada vez más las que emprendemos nuestro propio negocio. Y no hay duda de que esto ha sido gracias a todas y cada una de las que lucharon para cambiar el curso de la historia, y también de las que trabajamos para seguir mejorando. Ya no se trata solo de romper barreras, techos de cristal y ocupar puestos de liderazgo en grandes empresas --que también sigue siendo necesario--, sino de hacer entender que el emprendimiento femenino es clave para el desarrollo social. Necesitamos más rostros femeninos que sean referentes para las nuevas generaciones e inviten a emprender.
Y por todo ello decidí crear Juno House: para seguir cambiando el curso de la historia, para ayudar a las mujeres y ver crecer sus sueños, para crear una comunidad diversa cultural e intergeneracional de mujeres fuertes que se ayudan unas a las otras. El objetivo es que no haya que esperar 100 años más para ver el mismo número de rostros femeninos que masculinos liderando grandes corporaciones, siendo referentes mundiales. Y para conseguirlo, el primer paso es celebrarnos --me emociona ver la importancia que cobran momentos de gran visibilidad como el Día Internacional de la Mujer Emprendedora, en el que se da verdadera voz a nuestras historias y necesidades--, y sin ninguna duda, seguir trabajando juntas para crear un verdadero impacto, esta huella positiva que, poco a poco, cambia el mundo.