La Gestoría Autonómica de Cataluña ha decretado que las fiestas de Navidad sean sustituidas por las fiestas del Solsticio de Invierno. Su consejera de Igualdades y feminismos ha decidido que el caganer (cagón) sea una caganera (cagona), el tronco Tió una tronca Tiona y Papá Noel sea mamá y no papá. En su belén desaparece la Madre de Dios y hay dos santos José homosexuales con niño Jesús comprado o alquilado. La televisión pública que controlan, manipulan y censuran también divulgó otro Belén con dos Vírgenes María lesbianas y sin San José. Al cúmulo de estupideces se ha sumado aquel exjefe de la Gestoría que vendía seguros y ratafía. No acepta Nochebuena y Nochevieja y las llama únicamente Nit de Nadal y Nit de Cap d’any. No son bromas de ayer, día de los Santos Inocentes. Sino idioteces y ridículos de un partido más de derechas que el Papa de Roma y relleno de ineptos e hijos y nietos de carlistas y franquistas. Como es el caso del gestor jefe que felicita el Ramadán a los sarracenos de Cataluña y falta el respeto a los republicanos católicos. Analistas de fenómenos paranormales del republicanismo ven en este anti-catolicismo un ataque del gestorcillo al beato santurrón que preside su mismo partido.

La consejera de supuestas igualdades es Tania Verge. Una seguramente acomplejada por cargar con su nombre hipocorístico de la rusa Santa Tatiana y su apellido virginal. Nacida en Reus, pertenece al clan de la avellana de ERC, con ya momias políticas como Carod y Benach. En cuanto a la nueva Caganera, hay quien ve en ella a Marta Rovira, la secretaria general del partido que huyó a Suiza, donde vive como una reina y teme volver a España. La Sección Femenina de Verge ha inventado un Calendario de Adviento Feminista donde cada día reivindica consignas bobas como “no a los juguetes sexistas” o “no a la presión estética”, sin especificar qué es. Licenciada en ciencias políticas, vive desde siempre del negocio feminista y malbarata un presupuesto anual de 116 millones de euros públicos. Su perverso concepto de la igualdad la llevó a desear que la lotería toque sólo “a todas las mujeres”, que el sorteo de Día del Niño sea de la Niña y otras discriminaciones para heterosexuales que trabajan, pagan impuestos y no viven de subvenciones ni de enchufes políticos.

Decía un antiguo refrán que los catalanes de las piedras hacen panes. Pero gracias a su Gestoría Autonómica algunos catalanes han avanzado una barbaridad y se dedican a negocios y negociados como el falso feminismo, los apocalipsis climáticos, las bicocas alternativas, la nueva religión salva-planetas y la moda del neocapitalismo woke americano. Otra de sus memeces consiste en acabar con el tortell (roscón) de Reyes. Para ello, un supermercado independentista vende un roscón sin corona ni rey y los suplanta con una barretina y un caganer (no caganera). El resumen de tanto sindiós son contradicciones y desvaríos dignos de que baje Dios y vea si esta tropa de impostores y farsantes son republicanos. Porque los fanáticos y el fanatismo no tienen ninguna lógica. Aunque intenten hacernos comulgar con ruedas de molino.