En poco menos de cinco meses celebraremos sesenta y dos años de la presentación en sociedad de una de las motos más icónicas del mundo: la Montesa Impala. En estos años, Barcelona ha crecido, ha sufrido cambios urbanísticos, ha cambiado el modelo de movilidad y el vehículo eléctrico se ha extendido por toda la ciudad. A pesar de todos estos cambios, las motos siguen siendo la mejor solución para nuestras congestionadas calles. Casi medio millón de motos circulan cada día por las calles de Barcelona.

Nuestro Ayuntamiento, en especial en los dos mandatos de Ada Colau, y veremos ahora en el de Jaume Collboni, no está ayudando ni facilitando la circulación y el aparcamiento de las motos. Cada vez es más difícil circular en Barcelona, incluso en moto, y es más complicado aparcar; por no hablar de las más de 3.500 motocicletas que son robadas, cada año, en las calles de la ciudad. Desde el Partido Popular no cesamos en nuestra voluntad de revertir esta situación; un ejemplo de ello es la propuesta, rechazada por Collboni, para hacer posible que las motos circulen por el carril Bus. Los socialistas consideran peligroso que circulen las motos por el carril bus, pero permiten hacerlo a las bicicletas. Lo sorprendente es que, dadas las circunstancias, los moteros sigamos insistiendo en circular por nuestra ciudad y que cada vez seamos más.

También es cierto que en estos sesenta y dos años las marcas y modelos de motocicletas han crecido de forma exponencial, pero nadie ha podido copiar lo que representa en belleza y utilidad la Impala, por no hablar del maravilloso sonido de su escape.

La Impala es un verdadero símbolo de la Barcelona moderna, es un icono de la ciudad e historia viva de la industria catalana. Es más, deberíamos considerarla tan nuestra como el Tramvia Blau, Copito de Nieve o, si se me permite, la Sagrada Família. Algunos, incluso, consideramos que conducir una Impala es un acto militante, un acto de rebeldía. Si la ZBE es una chapuza, más grave es, si cabe, que se impida la circulación, de forma libre, de las Montesa Impala, así como de otras motocicletas históricas que superan, sobradamente, las pruebas de contaminación del aire de la ITV.

Quiero agradecer hoy al Círculo Impala Barcelona, del cual formo parte, dado mi amor incondicional a esta moto, por la gran labor que llevan a cabo en el mantenimiento y reconocimiento de la Montesa Impala. Es más, esta noche organizan la primera ‘Noche de la Impala’, un acto en el que se premiará y reforzará el espíritu de defensa del patrimonio industrial vivo de Barcelona, que deberíamos cuidar entre todos.

En estos momentos, cuando a alguien se le pregunta por Barcelona, le vienen a la mente distintos monumentos, personajes o historias. Pero seguro que muy pocos pensarán en la Montesa Impala. Vamos a seguir trabajando para recuperar nuestro patrimonio industrial y que cuando alguien piense en Barcelona, vea ese monocilíndrico de color rojo, con su singular asiento, circulando con normalidad por nuestras calles.