El Banco de España ha publicado un informe económico sobre la situación de la vivienda en España en el capítulo 4 del Informe Anual 2023, presentado a la opinión pública hace poco más de una semana. ¿Han oído hablar de él? No me extraña. El día que el Banco de España publicó la nota de prensa, apareció como noticia de relleno en las páginas interiores de algunos periódicos y ¡adiós! No se volvió a saber.

Ojo, no se volvió a saber y estamos en plena campaña electoral en Catalunya y falta poco para las elecciones al Parlamento Europeo. Ni así se menciona el tema, ni queriendo ni sin querer. Qué quieren que les diga: me preocupa este silencio, como me preocupa el ruido que se organiza alrededor de entelequias, broncas y trucos de ilusionista político.

El informe no dice nada que no supiéramos, pero pone los números sobre la mesa. En España, el ritmo de creación de hogares y el de construcción de viviendas no van a la par. A finales de 2023 faltaban 375.000 viviendas, pero a finales de 2024 faltarán, tirando por lo bajo, 600.000 viviendas. Seguramente, serán algunas más. Se construyen, en toda España, unas 90.000 viviendas anuales. Mientras en Europa se rehabilita entre el 1 y el 2% del parque de viviendas, en España no llegamos al 0,1%. En Catalunya, menos. Más del 90% del parque de viviendas vacías existente en España espera en zonas donde no existe demanda de vivienda. Etcétera.

Catalunya es la Comunidad Autónoma donde faltan más viviendas. En enero ya faltaban más de 80.000. Tal y como pinta el panorama, si todo va viento en popa y consideramos el mejor escenario posible, algo que no parece que vaya a ocurrir, seguirán faltando 60.000 en diciembre. Otros estudios públicos o privados elevan estas cifras. Casi toda esa falta de vivienda se concentra en el Área Metropolitana de Barcelona, como es natural, donde faltarían entre 50.000 y 60.000 viviendas, siendo optimistas. La mayoría del resto, en su área de influencia.

Para que puedan comparar, durante los ocho años de la administración de la alcaldesa Colau se construyeron 4.000 viviendas sociales; la mitad, más o menos, las había empezado a construir el anterior alcalde, el señor Trias. Lo cierto es que dos de cada tres viviendas del parque público de Barcelona se construyeron hace más de 14 años, durante la etapa socialista. Todas juntas, las viejas y las nuevas, suman 11.500 viviendas.

Mientras, entre 2014 y 2022, los precios de venta al público en algunas zonas de la metrópolis barcelonesa se han doblado, o incluso más que doblado; en el mismo período y en esas mismas zonas, el precio del alquiler se ha incrementado más allá del 60%. Además, los bancos han dificultado el acceso a las hipotecas. Las operaciones al contado se han incrementado, lo que da mala espina. En Barcelona, superan el 5% del total. Por suerte, menos del 5% del mercado de alquiler en la provincia de Barcelona se dedica a los pisos turísticos, pero prácticamente todo ese alquiler turístico se sitúa en el centro de Barcelona, desvirtuando el normal funcionamiento del mercado inmobiliario en esta zona, donde quien compra es un inversor extranjero y quien alquila, un turista.

Por si fuera poco, en Barcelona, el mercado de viviendas en alquiler se ha reducido un 20% en apenas un año, aunque bien podría ser el 30%. Esta reducción del mercado de viviendas en alquiler da la razón a uno de los puntos señalados por el Banco de España, que dice (cito): «El diseño de las políticas públicas debiera evitar que algunas actuaciones, cuya efectividad pudiera ser relativamente limitada en el corto plazo, acaben generando efectos indeseados significativos que dificulten el funcionamiento de este mercado en el medio y largo plazo». Pues parece que ha sucedido exactamente esto y la han cagado.

El informe del Banco de España sólo puede decirlo más alto, porque lo dice muy claro. ¡Hace falta más, mucha más, promoción pública! ¡Hacen falta planes a largo plazo! Hacen falta muchas cosas, porque esto es un sindiós y no saldremos de ésta con promesas estúpidas en busca del titular de un periódico.

Estamos en campaña electoral, no sé si lo sabían. Pero no he oído a nadie hablar seriamente de este problema, que afecta a los más jóvenes y a las rentas más bajas. Si alguien dice que lo solucionará, pregúntenle cómo. El cómo, el exactamente cómo, es muy importante. En esto y en todo.