Barcelona se la juega. Catalunya se la juega. El roadshow de la Fórmula 1 es toda una apuesta para que las carreras sigan en Montmeló después de 2026. Madrid está al acecho y el alcalde Collboni ha logrado hacer una simbiosis: compaginar un acto de apoyo a Montmeló en el 200 aniversario del paseo de Gràcia. 

Y cuando hacen cosas espectaculares, surgen esos enfadaditos antitodo que siempre están en contra de todo, of course. También los hubo cuando se abrió el paseo de Gràcia que unía la ciudad vieja con la Vila de Gràcia. Ahora ese provincianismo ha vuelto a resurgir porque se ha puesto la ciudad en el mapa mundial de la mano de Louis Vuitton -solo se restringió el acceso un día y se cayó el mundo- y porque tres coches, sí, solo tres monoplazas, harán un remake del circuito de Montmeló. 

Dicen que Collboni ha puesto la ciudad en venta y que prima a los turistas antes que a los barceloneses. Miope visión esta sin duda. Es la visión de los enfadaditos. Hacer la competición en Montmeló genera varios centenares de puestos de trabajo a estudiantes que llenan sus arcas en el circuito durante los días de competición, refuerza las plantillas de bares, hoteles y restaurantes del Vallès y Barcelona que hacen históricas facturaciones y refuerzan los pedidos de decenas de empresas que suministran todo tipo de alimentos y servicios. Y el roadshow hará las delicias de decenas de tiendas y comercios del centro de Barcelona. Y señores y señoras provincianas no solo para las pijas, muy pijas, tiendas del paseo de Gracia. Fuera de la milla de oro hay vida. Esto para los ignorantes se llama generación de riqueza. 

Convertir Barcelona en el centro del mundo, reforzar su papel cosmopolita, no es delito. Delito era convertirla en un erial. Era convertir la calle Aragó en un pseudo espacio para hacer Thai Chi. El día del roadshow no se cortará la calle Aragón porque hay que garantizar la movilidad de miles de ciudadanos. Por este acto, Barcelona no será menos ecologista, ni dejará de cuidar los límites de su polución porque durante un ratito tres coches hagan las delicias de miles de barceloneses a los que les apasiona el mundo del motor. Tampoco se vendió el Park Güell, como dice la propaganda de los enfadaditos antitodo, otrora en la poltrona municipal, a Louis Vuitton. Lo que desconocen es que esta marca da empleo a 1800 personas en Catalunya y están en marcha nuevos proyectos de formación en escuelas que, ¡vaya por dios!, serán barcelonesas. Pero, para los antitodo, qué más da todo esto. Necesitaban un escenario para su perfomance y tendrán otro el día del roadshow de Fórmula 1. Nos jugamos mucho, pero para estos personajes perder es mucho mejor que ganar. 

Los enfadaditos anti todo harán ruido. Quedarse fuera del gobierno municipal y ser cada día menos necesarios, todo conseguido por méritos propios, les ha subido decibelios el mal carácter. Con KolaKao -cacofonía de Ada Colau- al frente, bueno dicen que está al frente aunque está desaparecida. Será la líder de un colectivo minoritario y residual pero ruidoso. KolaKao al frente del comando de los enfadatitos-antitodo dará un nuevo espectáculo que, sin duda, retratará a esos que hablan en nombre de la ciudad de la decadencia. Deben saber que la ciudad no es suya. Lo que sí es suyo es el trabajo de concejales en el consistorio. En eso, ni están ni se les espera. Por cierto, siguen cobrando el sueldo.