El alcalde Collboni ha cambiado los nombres de las calles Santa Ágata, Santa Rosa y Santa Magdalena. Objetivos declarados: feminizar y desacralizar el nomenclátor de la ciudad. Ocultos: anti-catolicismo disfrazado de laicismo. A continuación, ha viajado al Vaticano para rendir pleitesía al Papa. Con la hipocresía como método, acentúa su militancia woke. La moda estadounidense que ha plagiado el falso progresismo que es el progre-ismo. (Sanchismo, PSC sector chollos y nepotismos, ERC, Comunes, Podemitas, eco-verdes, bonistas y dietistas…). Restos de izquierda desvencijada y desnortada que cambió la lucha de clases por la lucha de identidades.
Secta que divide a la sociedad en grupos y tribus, en opresores y oprimidos: heterosexuales/homosexuales, hombre/mujer, blancos/negros, etc. Cambiando nombres de fiestas y patronas como La Mércè, Santa Eulàlia, Semana Santa, Navidad y otras devociones populares (excepto las islámicas), Collboni se suma a los predicadores que ordenan y mandan lo que se debe pensar y sentir.
“Andaban como ovejas que no tienen pastor”, dijo el evangelista San Marcos. Como políticos y entidades woke que viven alejados de la realidad y a costa de sus supuestos oprimidos. Infiltrados en universidades, escuelas e instituciones, huyen de todo debate, atentan contra la libertad de expresión y contra las democracias liberales. Cuando se les cuestionan las identidades minoritarias que mandan sobre las mayorías que no comulgan con sus lobbies, se transforman en airados misioneros de una especie de religión plagada de estupideces. Como la moda del pañuelo palestino, la censura y la manipulación de libros y cuentos clásicos, travestir de niñas a los niños de primaria…
Según el escritor y guionista Enrique Rubio: “Una mujer lesbiana, negra, gorda y con trabajo precario tendría el póker woke. En cambio, un hombre heterosexual, blanco, delgado y con buen trabajo es un machirulo explotador fascistoide. En el imaginario woke todo es opresivo, desde los semáforos hasta las compresas”. (Véanse los semáforos de lesbianas, gais, trans, bisexuales, intersexuales y queer en Esplugues de Llobregat). Otros ejemplos: ley del sí sí, la de los trans, las del bienestar animal, el lenguaje inclusivo y el revisionismo en los museos, las artes y la cultura. Nada que ver con el bien común, la moral, la naturaleza ni con la realidad social. Pero potencian las desigualdades y santifican la dictadura y la autocensura de la corrección política.
Afortunadamente, en Estados Unidos ya han comenzado a frenar y a erradicar el wokismo en la enseñanza, las instituciones, las empresas, las artes y la cultura. Desarrollando ya un corpus teórico e intelectual contra este movimiento que hiede a reaccionario, autoritario, inquisitorial y fascistoide. El Reino Unido retira la ideología de género, el transgenerismo y la identidad sexual en las escuelas primarias y el lenguaje inclusivo en la documentación oficial, en los hospitales y en las escuelas.
Pero como sobre Barcelona y Catalunya aún pesan y perduran los veinte años de retraso respecto a las sociedades libres y avanzadas, alcaldes y alcaldesas de variadas castas mantienen actos y actitudes que con Franco ya pasaban. Para vacunarse contra el llamado virus-woke, basta consultar el tratado de Carlo M. Cipolla Las leyes fundamentales de la estupidez humana. Advierte de que más perjudiciales que la maldad son las personas que fomentan la estupidez. ¿Collboni, por ejemplo?