La remodelación y ampliación del estadio del Camp Nou ha generado un intenso debate entre los profesionales de la arquitectura. Muchos de ellos expresan serias dudas sobre las modificaciones introducidas en el proyecto original y la decisión de la directiva en relación con los técnicos designados y la constructora elegida. El debate organizado por la agrupación Arquitectes X L’Arquitectura el pasado mes de junio, puso de manifiesto varias preocupaciones de diversos arquitectos y figuras destacadas.

Más allá de las modificaciones introducidas en el proyecto, muchos arquitectos han resaltado la desvinculación de Nikken Sekkei, el despacho de arquitectura que ganó el último concurso en 2016 junto con el despacho barcelonés Joan Pascual-Ramón Ausió Arquitectes, y que  un año después, se incorporó el estudio b720 de Fermín Vázquez Arquitectos. Los cambios en el equipo técnico llevaron a integrar a IDOM, una consultoría de ingeniería y arquitectura, para completar el proyecto básico. En 2022, el club adjudicó la dirección de las obras a una UTE formada por Torrella Arquitectura e Ingeniería y JG Ingenieros, designando como responsable de la obra a Fedde Huistra, director del área de arquitectura de Torrella Arquitectura e Ingeniería.

Los profesionales del sector no comprenden por qué una obra tan importante ha experimentado tantas vicisitudes en relación con los técnicos responsables del nuevo estadio. Además, cuestionan la elección de Limak, una empresa turca sin experiencia en la construcción de estadios y recién establecida en España, como la empresa adjudicataria de las obras.

En el debate organizado por Arquitectes X l’Arquitectura, algunas personalidades y arquitectos  expresaron su preocupación: "Això és molt difícil que acabi bé", señalando que los arquitectos autores del proyecto ganador del concurso no supervisarán las obras de construcción. La inquietud radica en que, si los técnicos no dirigen la obra que proyectaron, es posible que no se respeten todos los detalles del proyecto.

Indudablemente, el Camp Nou es una de las joyas arquitectónicas de Barcelona, y su remodelación debe contribuir a mantener esta calidad. Este estadio no es solo un contenedor de actividades deportivas. Es también un emblema popular e icónico de la ciudad, tal como lo fue en su día el proyecto de los arquitectos Francesc Mitjans, Josep Soteras y Lorenzo García Barbón. Por esta razón, el nuevo estadio debe cumplir dos condiciones básicas: primero, el poseer la capacidad icónica que se espera de un edificio representativo para la ciudad y para muchos catalanes; y segundo, la versatilidad para albergar diversas actividades que el público demanda hoy en día, como el tenis, el baloncesto y otros eventos, incluyendo grandes conciertos.

Sin embargo, el actual proyecto plantea dudas, especialmente debido a la falta de cobertura del estadio, lo cual limita su utilización para acoger eventos que dependerán necesariamente de las condiciones climáticas. Una consideración que condiciona otras actividades que podrían repercutir de forma muy favorablemente en las arcas del club.

Varios son los ejemplos en otros países que muestran estadios que son verdaderos iconos de la arquitectura y que destacan por su innovación, gracias a excelentes firmas de arquitectura. Algunos ejemplos son: el Estadio Olímpico de Múnich del arquitecto Frei Otto, el Wembley Stadium de Foster & Partners, y el Estadio Nacional de Pekín y el Allianz Arena, ambos del equipo de Herzog & de Meuron.

Estos estadios forman parte de la memoria histórica de las ciudades donde se encuentran y, en definitiva, son mucho más que simples campos de fútbol. Una reflexión que no debería ser olvidada.