Teatro de aficionados en Sants, años 50 del siglo pasado. Tal fecha como hoy, cuando ni se sabía qué era Halloween se representaba la obra Don Juan Tenorio (1844). Declamaba Don Juan a Doña Inés: “¿No es verdad ángel de amor que…?” Y ¡Boom!, caía una bota o un zapatón sobre el escenario arrojados por unos bromistas desde el gallinero. La primera vez, la broma recibió pitos, críticas y carcajadas.

El año siguiente y algunos más, aumentó el público de Sants y de otros barrios que aplaudían cuando… ¡Boom!, caía el zapatón. Así fue que Don Juan, su declaración de amor y el drama romántico de José Zorrilla (Valladolid, 1817-Madrid,1893) devino tragicomedia.

Sitúese la anécdota en unos días que quedaban prohibidos los espectáculos, cerraban bailes y burdeles, y los cines solo podían proyectar películas de asuntos religiosos, como Marcelino pan y vino (1955) o Los Diez Mandamientos (1956). Las radios solamente emitían música clásica o sacra y la radionovela Don Juan Tenorio. Con las voces de leyenda de Isidro Sola, Mario Cabré, Juan Luis Suari, Encarna Sánchez…

En la historia del cine español, constan una decena de películas del personaje universal. Dos durante la dictadura: Don Juan Tenorio (1952), con decorados de Salvador Dalí y en su reparto Ana Diosdado y Adolfo Marsillach. La otra, El amor de Don Juan (1956), coproducción hispano-francesa con Fernandel, Carmen Sevilla, Fernando Rey, José Sepúlveda… A inicios de la Transición: Viva/muera Don Juan Tenorio (1977), con Lorenzo Santamaría, Ángela Molina, Massiel... 

Personaje mítico, Don Juan, con 72 mujeres en su vida amorosa, no supera a Giacomo Casanova, quien sedujo a 122, según sus memorias. E infinitamente menos que Julio Iglesias, por ejemplo. Sobre el Tenorio compuso Mozart su ópera Don Giovanni, se interesaron en él Baudelaire, la Generación del 98 y aún escriben cientos de ensayos filólogos, historiadores, moralistas y psicoanalistas. Se le ha llamado disoluto, amoral, homosexual reprimido, galán… Pero a diferencia de otros burladores, se salvó del infierno por el amor de una mujer. Excepto de Doña Inés, Don Juan no se enamora, juega a la seducción con mujeres dispuestas a recibir sus artes amatorias.

Conquistador que ha ido pasando de moda en estos días de recuerdo a los muertos, es hoy políticamente incorrecto y presunto machista. Pero jamás emplea fuerza, agresión o vejación alguna, ni obtiene beneficio económico de ellas. La RAE define así a un donjuán: “Hombre seductor o conquistador”. Y le atribuye sinónimos como “burlador, mujeriego, casanova, galán, libertino”. Arquetipo inmortal que se odia o se ama, este año le ha recordado Ràdio Terrassa, que ha recuperado la tradición radiofónica de la obra. Y ha coincidido con el Premio Ondas al documental de Netflix, No estás sola, sobre un estafador del amor.

A risa se lo tomarán el matrimonio Buenafuente-Abril con Tenoriu, su versión en catalán. Como antes lo desdramatizaron los humoristas Mary Sant Pere con Jaime de Mora y Aragón y Joan Pera con Lloll Bertran. Aunque ninguna tan simple y eficaz como aquel ¡boom! de una bota caída sobre el escenario.