En Sant Andreu de Palomar se encuentra la librería Santos Ochoa. Su marca es un árbol cuyas hojas son libros. Su lema reza: “La lectura perjudica gravemente la ignorancia”. Su logotipo es un croquis de Don Quijote y Sancho Panza. Dijo Don Quijote: “El que lee mucho y anda mucho, ve mucho y sabe mucho”. Observó Sancho: “He visto ir más de dos asnos a los gobiernos”. Ahora socialistas españolistas y antes nacionalistas catalanes se han propuesto rebajar la literatura al nivel de asignatura optativa.
Alerta el Informe Pisa del 2022: “En comprensión lectora, Cataluña ha registrado el peor dato desde 2006 y se situó en las últimas posiciones de España… Sólo por delante de Andalucía, Melilla y Ceuta”.
Es la conjura de las tres efes. Fanáticos, fervientes y fundamentalistas. Son la “Gente tan sin letras”, que decía el Caballero de la Triste Figura, boicoteado durante un acto cervantino en la Universidad de Barcelona.
Con la arrogancia propia de la ignorancia, ni socialistas ni nacionalistas han tenido la cultura y la lectura como los mayores bienes de una sociedad libre y avanzada. El fracaso estructural de sus continuos planes de estudios sitúa a España y Cataluña en la cola de Europa.
Pero como siempre hacen, la culpa del fracaso no es suya, sino de la literatura, que les molesta porque hace pensar. Como el latín, el griego, la filosofía y las humanidades en general, que han ido arrinconando. Ni ninguna materia que enseñe a aprender y razonar libremente. Una lamentable lista de ministros y consejeros más déspotas que ilustrados sólo saben y temen que una sociedad democrática culta, educada y avanzada es más difícil de gobernar. Por eso practican la alienación, la estulticia general y una enseñanza doctrinaria de baja calidad.
La consellera Niubó se ha apresurado a decir que todo fue un error, que sólo se trataba de un borrador y que no limitará las literaturas catalana y castellana. Pero se le vieron las intenciones. Porque todo coincide con los sucesivos recortes y los más o menos disimulados ataques a la libertad de información y expresión. Políticos mediocres de impresentable preparación intelectual plagian tesis doctorales, se arrogan títulos universitarios que no tienen y otros profesan y predican el odio a la lengua castellana. Con profesorado insuficiente, maltratado, mal pagado y desmoralizado, menosprecian y arrinconan a escritores que no sean orgánicos de carnet de partido en la boca.
El escándalo de restar importancia a la literatura catalana en Cataluña desmonta la falacia, el mantra y los negocios de la extinción del catalán, que vive sus mejores momentos. Como desprecian cuanto ignoran, no les interesan pensamientos y opiniones sobre literatura de grandes personalidades.
Aunque les bastaría con consultar en Google y ver alguna de 150 frases para dárselas de leídos en sus postureos. Por ejemplo: “La literatura es siempre una expedición a la verdad” (Franz Kafka). “La poesía no quiere adeptos, quiere amantes”. (Federico García Lorca). “Lee y conducirás, no leas y serás conducido”. (Santa Teresa de Jesús). “La literatura está llena de cosas inútiles absolutamente necesarias”. (Rosa Montero). “Amar la lectura es trocar horas de hastío por horas de inefable y deliciosa compañía”. (John F. Kennedy). Lo asesinaron. Y la literatura no tiene la culpa.