Durante la transición una película impactó en la sociedad de la época. Asignatura pendiente estaba protagonizada por Fiorella Faltoyano y José Sacristán bajo la dirección de un director que afrontaba su opera prima: José Luís Garci. José y Elena se enamoraron en la juventud. Acabó en nada y se reencontraron años más tarde. Ya casados se volvieron a enamorar y quisieron hacer el amor, algo que no hicieron de jóvenes por la moralidad de la época.

Barcelona y Cataluña se enamoraron de su aeropuerto. De la vieja terminal 2 que ahora vive una segunda juventud y de la espectacular terminal 1 que deja en la estacada terminales como las de Londres, París, Roma o Berlín. Y seguimos estando enamorados pero el reencuentro con el futuro no augura nada bueno. Para acabar lo que empezamos hace ya un montón de años, cuando la terminal de El Prat se reducía a un bar, una pista de juguete y una terraza para ver despegar a los aviones, hemos de crecer, hemos de estar interconectados.

Sin embargo, este momento mágico no llega. Estamos enamorados pero la moralidad -supuesta e impuesta- de algunos impide que podamos retozar con nuestro aeropuerto. Ni una inversión de 1.700 millones ha sido suficiente para convencer a los que quieren proteger una zona que no es necesario proteger sino revitalizar, sin dejar de lado a una potente industria agroalimentaria que está harta de cadenas y problemas aunque es fundamental como epicentro de agricultura de proximidad.

El presidente Illa nos dijo este lunes que espera el informe técnico. Seguramente, tiene razón y está esperando el informe técnico. El problema es que se esperaba ese informe en marzo. Se hace esperar sin duda. Igual que cuando haces una reforma en casa y nunca se acaba.

Sin embargo, seamos sinceros. Sea cual sea el informe técnico tendremos lo mismo de siempre. Partidarios y detractores, sin olvidar los trileros. Éstos son los peores. A favor está el PSC junto al mundo empresarial y una mayoría sindical. En contra ERC, CUP y Comunes. En el bando de los trileros Junts y PP. Teóricamente están a favor pero no le van a dar un balón de oxígeno a Salvador Illa. Y menos en el Parlament, porque ni Junts ni PP darán cuerda en el Parlament a Illa que se quedará sin el apoyo de los Comunes y ERC. O sea, los trileros están a favor de ampliar el aeropuerto pero lo van a bloquear de facto. Quizá está es la duda que tiene Illa para tirar adelante.

En contra están ERC y los comunes. Los republicanos se sacan de la chistera el conejo de la gestión del aeropuerto. Una reivindicación legítima pero que tiene tufillo a poner el carro delante de los bueyes. Los comunes están por el decrecimiento económico. No dudan en gastarse una pasta en la casa Gomis y en defender una fauna que no existe y una laguna que no es natural. Es el no por el no, pero sus votos son fundamentales en Catalunya y Barcelona.

Mucho me temo que los catalanes no podremos consumar nuestro amor con el aeropuerto. Volveremos a perder la oportunidad por cálculos políticos. El president Illa tiene su responsabilidad pero Junts debe explicar muy bien porque le niega el pan y la sal a los catalanes. Dicen los empresarios que Illa debe acercarse a Junts. También Collboni, pero Junts no quiere mover pieza. Quieren que se cuezan en su salsa los socialistas y esperan su oportunidad. Mientras, seguiremos sin aprobar la asignatura pendiente.