Barcelona ya tiene un pequeño monolito para un poeta tan grande como Luis Eduardo Aute (Manila, 1943- Madrid, 2020)​​​. Sito en la plaza Rovira, de la Vila de Gràcia, recuerda que Aute creció y pasó temporadas en la casa de sus abuelos en la calle Massens.

El mérito se debe a la Plataforma Aute, formada por amigos y familiares del compositor, cineasta, escultor, pintor y cantante mundialmente reconocido. Poco o nada en Barcelona y Catalunya.

Símbolo y mito sentimental de la Generación del Tardofranquismo, la Transición y mucho después. Amigo del barcelonés Joan Manuel Serrat. Verlos cantar juntos en Youtube “De alguna manera, tendré que olvidarte…” estremece emociones.

Su verso que dice “Y el tiempo se peina con gesto de amante” merecería otro monumento por sí solo. En el monolito constan tres de sus canciones: Al alba, Quiéreme y Una de dos”.

Buena selección si acaso su alma regresa a la calle Massens y recuerda: “Pasaba por aquí, pasaba por aquí/ ningún teléfono cerca/ y no lo pude resistir/ pasaba por aquí”. Quizá donde el amor perdido de “Ay, amor mío, sin tu latido”.

Políglota de seis idiomas, incluidos el tagalo y el catalán, escribió la canción Somnis de la Plaza Rovira. La de su padre y de su abuelo: “Plaça Rovira/ Vella Plaça Rovira/ Del meu barri de Gràcia/ I el meu cor adormit.”

Entre sus amigos barceloneses y catalanes: Pablo Sanllehi, Francesc Betriu, Adolfo Marsillach, Joaquim Maria Puyal, Miguel Poveda, Pi de la Serra, Marina Rosell, Maria del Mar Bonet, Sisa, Roger Mas, Estopa, Amics de les Arts, Eugenio Trías...

Su disco Giralluna. Sus recitales en La Monumental… Los mandamases y mandarines culturales de la Plaza Sant Jaume no le reconocieron. Ni una medalla municipal, ni una cruz autonómica ni una condecoración cuando hizo la mili en Tremp (Lleida).

Hombre de rostro tímido, algo apocado, triste y un punto desvalido inspiraba ternura, cariño, melancolía… “No te desnudes, todavía no”. Maltratado desde niño por sucesivas enfermedades, su fortaleza fue de hierro forjado. Su mente, inquebrantable.

Pocos alegatos tan tristes se han escrito ni cantado contra la pena de muerte y los fusilamientos de cinco antifranquistas. La censura civil y militar creyeron que era una canción de amor.

Y los amantes de entonces, también: “Presiento que tras la noche/ Vendrá la noche más larga/ Quiero que no me abandones/ Amor mío, al alba/. Al alba, al alba/. Al alba, al alba…”

El Ayuntamiento, tan progresista como poco culto y olvidadizo, envió a la inauguración del monolito a la quinta y última teniente de alcalde de bajo perfil. Así es el progresismo municipal.

Rosas en el mar, letra de Aute, voz de Massiel. Éxito primerizo.  Primera gran verdad: “La libertad, la libertad/. Derecho de la humanidad./ Es más fácil encontrar rosas en el mar”.

Después, él y Massiel, otra vez, en aquella Aleluya, n.1. En la que pedía: “Nueve infiernos sin el Dante/. “Unas flores en mi tumba / Siempre nunca, nunca, nunca/. Aleluya.”

Luis Eduardo, de alguna manera los barceloneses teníamos que recordarte. Por mucho que queramos no ha sido fácil, ya sabes... Nos faltan las fuerzas, --ha sido muy tarde-- y nada más, apenas nada más.