La Dona Catalana fue pionera de las revistas de moda y decoración. Nacida en Barcelona en 1925, la lanzó Edicions Bosch. El subtítulo era Revista de modes i de la llar. Y se dirigía al público femenino. Tenía el glamour de París.
A la vez, iba conformando el canon ideal de cómo debían ser las mujeres catalanas. Independientes, trabajadoras, cultural y socialmente activas… Además de cuidar del hogar y la educación de la prole. Siempre con buen gusto y buena educación.
Entre sus firmas, muy mayoritariamente femeninas, destacadas escritoras de su época. Además de activistas. Primero católicas y conservadoras. Después, republicanas y militantes de movimientos feministas.
De aparición semanal, se publicó cada viernes hasta 1938, cuando la ocupación franquista de Barcelona prohibió que fuese escrita en catalán. Declaradamente catalanista, prefirió cerrar antes que aceptar imposiciones lingüísticas.
No era una revista de contenidos políticos, sino de modas, cuestiones del hogar y cuentos infantiles, como los de Folch i Torres, padre del famoso Patufet. Con patrones de costuras y de labores, publicó 681 números.
Desde antes de la Exposición del 29, pasando por la monarquía, la dictadura de Primo de Rivera, la Segunda República y hasta casi el fin de la guerra civil, se adaptó a las circunstancias de cada situación social.
Desde 1925 hasta 1934 la dirigió el periodista y director cinematográfico Magí Murià (Barcelona, 1888-México, 1958). Y desde 1934 hasta 1938, Maria del Carme Nicolau (Barcelona,1901 - 1990).
Alma mater de la revista, feminista y catalanista radical, firmó cientos de artículos con una decena de pseudónimos. También trabajó en Radio Barcelona. Exiliada, cuando volvió a Barcelona, murió en el ostracismo y el olvido.
Durante la primera etapa, la revista defendía un modelo de mujer conservadora y aconsejaba sobre cómo encontrar marido, cómo cuidar los hijos, jardinería, cosmética… Un arquetipo católico y patriarcal pensado para satisfacer a los hombres.
Un ejemplo posterior fue aquella multitud vitoreando: “Això és una dona” a Marta Ferrusola, Dios la tenga en su gloria. El heredero del consultorio femenino de la publicación fue, desde 1947 hasta 1984, el programa radiofónico Consultorio de Elena Francis.
Ideologías al margen, La Dona Catalana fue un producto de alta calidad y suma modernidad. Sus diseñadores y dibujantes eran la flor y nata de Barcelona. Su publicidad gráfica aún perdura en marcas como Pelikan, Wertheim, Cerebrino Mandri…
Con la clásica admiración de Barcelona por París como modelo, ningún tema le era ajeno: cine, literatura, lengua y vocabulario, arte, cultura, novelas por entregas, actos sociales, instituciones femeninas, gastronomía, teatro…
Atenta a la alimentación y la salud, la revista patrocinaba las fiestas de Santa Llúcia, patrona de las modistas. Fe y tradición que perdura cada 13 de diciembre en la catedral de Barcelona. Con largas colas en la capilla de la santa que protege la vista.
Deslizar la mirada por la belleza formal de aquella revista es un deleite ético, estético y cultural. Comparativamente, muchas tertulias y programas televisivos actuales, dedicados a la audiencia femenina, causan pena y repugnancia.