Últimas tardes con Teresa. Juan Marsé / METRÓPOLI
El Pijoaparte cumple 60 años
La novela de Marsé, 'Últimas tardes con Teresa', se puede disfrutar en el Parc del Guinardó y en su mirador sobre Barcelona, mientras algún Pijoaparte le birla el bolso a una turista
El año 1965, la novela Últimas tardes con Teresa obtuvo el Premio Biblioteca Breve. Su autor, Juan Marsé (Barcelona, 1933-2023). Su obra, un hito de la literatura española contemporánea. Su personaje, un charnego barcelonés llamado Pijoaparte.
Gracias al Pijoaparte, millones de lectores se enteraron de que en Barcelona existe un barrio llamado Guinardó. Vida, imaginario y universo literario de Marsé. Tendido sobre el Monte Carmelo, hoy tiene casi 40.000 habitantes.
Antes del Pijoaparte, el Guinardó no tenía literatura. Como tampoco la tuvo Can Tunis hasta que la noveló Paco Candel (1925-2007) en Donde la ciudad cambia su nombre (1957).
El Guinardó es la geografía literaria de Manolo Reyes, el Pijoaparte. Llegado de Andalucía, ladrón de motocicletas, chorizo de poca monta simula ser militante obrero. Un “murciano”, según llamaban los catalanes clasistas a todos los inmigrantes.
Su objetivo, ligar con Teresa Serrat, catalana, rubia, chica de clase alta, universitaria rebelde, vecina del burgués barrio de Sant Gervasi en una casa con jardín. Una historia de amor y sexo interclasista. Como un Romeo y Julieta a la barcelonesa.
Dos amantes de andar por casa, pero internacionalmente conocidos gracias a Marsé. Quien volvería a merodear por el barrio en otras de sus magistrales obras, como Ronda del Guinardó (1984), que le valieron prestigiosos galardones.
La novela se hizo cine en 1984. Dirigida por Gonzalo Herralde, Teresa Serrat es Maribel Martín y Ángel Alcázar el Pijoaparte. "La historia es buena pero el resultado es una película mediocre", según la crítica. La Barcelona rica y la no rica son los escenarios.
La historia de aquella novela es también la historia de dos Barcelonas. Y la de tres censuras. La franquista, la catalanista y la izquierdista de clase alta. Retratándolas, Marsé ascendió al parnaso desde su posición librepensadora y algo anarquista.
La censura franquista tildó la novela de “escabrosa, inmoral e izquierdista.” Sugirió “cambiar pechos por senos” y “muslos por antepierna”. Así como: “suprimir el fino bigotito del alférez provisional”.
A los censores de la dictadura les pareció que se “glorificaban” las protestas estudiantiles de la Universidad de Barcelona en 1956. A los santones de la izquierda más que burguesa les irritó exactamente lo mismo porque se vieron retratados y ridiculizados.
Marsé los había retratado como “señoritos de mierda”. Uno de ellos cargó contra la novela porque tenía “fondo reaccionario”. Otro porque “no es marxista ni neutra”. Y un tercero, luego progre blanqueado, abofeteó a una camarada que defendía la obra.
Cuando la novela cumplió cincuenta años, el escritor y crítico Sergi Doria escribió: “¡Larga vida al Pijoaparte!”. Antonio Muñoz Molina añadió: “Últimas tardes con Teresa es una de esas novelas que se vuelven cada año más contemporáneas”.
Un personaje de Javier Cercas resumió perfectamente lo que pasó a muchos lectores de entonces cuando descubrieron la novela: “Dejé de ser marxista para ser marsista”.
A los sesenta años, el Pijoaparte envejece mejor que nunca. Para verlo, basta con releer aquella primera edición. En la portada, la modelo Susan Holmquist fotografiada por Oriol Maspons (1928-2013). Seix Barral. Precio: 120 pesetas.
Se puede disfrutar en el Parc del Guinardó y en su mirador sobre Barcelona. Mientras algún Pijoaparte le birla el bolso a una turista.