Como el agua, Clara Peya llega a su último disco transparente y calmada, pero también con la furia de un torrente que se desborda. 'Oceanes' es una oda tan sosegada como combativa a las mujeres de su vida, convertidas para la ocasión en ninfas acuáticas. Un homenaje a las presentes, pero también a las que se le han escurrido de las manos. Y una forma de hacer balance inédita en la artista, que por primera vez mira con tranquilidad al horizonte para sopesar en qué punto se encuentra.
-¿Quiénes son estas 'Oceanes' que protagonizan el disco?
Las 'Oceanes' son las mujeres de mi vida. Van desde mi madre y mi hermana hasta mis amistades, mis amantes y aquellas que han pasado por mi vida y que se han ido. Son mujeres que me han marcado y de las que admiro su forma de ser y estar en el mundo.
-¿Y por qué ayudarse de motivos acuáticos para hablar de todas ellas?
Me gusta mucho la mitología y para este disco quise escoger las Oceánidas, las hijas de Océano y Tetis, que tienen nombres de mares, ríos y lagos. Como el agua da mucho juego a nivel sonoro quise mezclar ambos conceptos y hablar de mujeres a través de este elemento.
-Estas sonoridades calmadas que emulan el agua contrastan con su forma tan enérgica de tocar. ¿Ha sido el disco un antídoto a la hiperactividad?
Sí, no está muy lejos de esto (ríe). Si hubiese hecho un disco de fuego, por ejemplo, hubiese sido demasiado. Quería buscar este contraste y también lo he intentado a través de los músicos que participan en el disco, combinando a Sandra Sangiao (voz) o Panxii Badii (electrónica), que son muy calmados, con Didak Fernández (batería) y conmigo misma, que claramete somos fuego. Y el agua también es un elemento que oferece este contraste, porque también tiene esta parte de fluir imparable que no se puede retener, como el océano que es incontrolable, una furia ante la que no puedes hacer nada. Siento que es como lo que estoy viviendo ahora mismo en mi vida.
-Como dice, el disco hace balance del punto en el que está ahora mismo y en el resultado final hay nostalgía pero también optimismo. ¿Qué predomina?
Creo que es como alguien que mira al mar, que siempre lo hace con nostalgia porque evoca muchísimos recuerdos y sensaciones y no todos son positivos, pero sí son reposados. Este disco representa una forma de mirar y hacer balance desde un sitio calmado y tranquilo, como este punto en el que estoy. En general, soy una persona muy poco calmada y este año ha supuesto para mí un enorme aprendizaje que me ha enseñado a trabajar desde una nueva calma. Creo que, con diferencia, este es el disco más maduro que he hecho.
-¿Cómo ha acogido el público este giro?
He recibido feedback de gente a la que le gusta y de otros que prefieren lo que hacía antes, pero yo estoy muy contenta con lo que he hecho, estoy en paz conmigo misma y creo que ese es el gran logro.
-¿Inaugura el disco una línea hacia una música más reposada o puede que sus próximos trabajos retomen sonidos anteriores?
¡No tengo ni idea! A mí lo que me marca a la hora de hacer un disco es la idea base, a partir de ahí sale todo el álbum. Tengo otros trabajos que al seguir una cierta temática me obligan a trabajar en una línea concreta y por eso son tan diferentes, como 'esPiral'. Me encanta trabajar con temáticas genéricas para crear unidades totales de las que surja el resto, es así como concibo la música.
-En el álbum se intuyen algunas confesiones pendientes hacia estas mujeres revestidas en forma de canción.
(Ríe). La verdad es que en algunos casos es una forma de expresar un amor que soy incapaz de expresar con palabras. Las canciones instrumentales no tiene un mensaje concreto pero el contenido es muy bestia. Las que tienen letra quizá son más explícitas. Por ejemplo, 'Eminoa', que va a dedicada mi mejorar amiga, cuenta algo que ella ya sabe, pero en forma de canción se convierte en un mensaje que perdura y en una forma de decirlo que siento más directa. En realidad, para mí, estas confesiones en forma de canción son mucho más sencillas y responden a necesidades que tenía y que a veces no puedo expresar en mi día a día. Normalmente soy un libro abierto, pero cuando lo hago a través de la música es cuando consigo explicarlo de la manera más clara y verdadera, es cuando lo que cuento tiene más de mí.
-Es un disco que sutilmente desprende una fuerte reivindicación feminista que finalmente se hace explícita en el rap 'Oceanes'. ¿Cómo acaba cogiendo esa forma el tema y cómo se lanza a cantarlo?
Me encanta rapear, escucho mucho hip-hop. Creo que los mensajes más combativos se cuelan mejor en forma de rap (ríe). Desde un lugar poético es más difícil decir ciertas cosas porque no encajan con la estética, con la dulzura, con la forma más romántica de expresar. Este tema era una manera de explicar el mensaje que hay detrás de todo el disco y detrás de todas las mujeres que lo protagonizan. Animo al empoderamiento de la mujer, a que no necesitamos nada ni nadie, a que podemos con todo y a que podemos ser como queramos. Quiero que nos quitemos esa presión social que nos obliga a hacer cosas que no queremos.
-¿Hacía falta un tema más explícito para combatir un contexto tan contundente como el actual?
Absolutamente, y por eso esta canción es el genérico, 'Oceanes'. En cada tema le canto a una mujer, pero con este les canto a todas ellas porque son fuertes y porque son como quieren. Yo misma estoy atrapada dentro de una serie de cánones, como persona con una feminidad no normativa también me rijo por unos patrones. Es muy difícil salir de lo que nos han enseñado, pero nos animo a todas y a todos a luchar contra estos cánones a los que yo también estoy sometida. Porque vivimos en una sociedad machista, no solo los hombres lo son, y hace falta luchar por nuestro empoderamiento.