Prácticamente descartada como sede de la Agencia Europea de Medicamento y con el interrogante puesto sobre el Mobile World Congress de 2019 a causa de la inestabilidad política creada por el independentismo, Barcelona necesita aferrarse a sus principales valores para continuar manteniendo su imagen de ciudad abierta al comercio.
Sin embargo, actualmente el tempo económico se está viendo superado por el político creando una situación anómala que está poniendo en entredicho su situación preponderante en España. Al respecto, ya se han alzado voces cualificadas dentro del entramado empresarial barcelonés cuestionando la situación y los costes que pueden provocarle (si no lo están haciendo ya) a la Ciudad Condal.
En el centro de todo se encuentra Fira Barcelona, una de las más importantes instituciones feriales de Europa, que cada año organiza y acoge más de 120 salones, congresos y eventos corporativos, que reúnen 30.000 empresas y reciben más de 2 millones de visitantes de 200 países. Además, factura más de 165 millones anuales y tiene beneficios. Según ESADE, su aportación anual a la economía de la ciudad y su entorno se estima en más de 2.600 millones de euros.
El statu quo en Fira Barcelona, gobernada por un tripartido Ayuntamiento-Cámara-Generalitat, está a punto de romperse a favor del primero gracias a los oficios de la alcaldesa Ada Colau, que pretende pescar en las revueltas aguas de la política y asestarle un golpe maestro al gobierno autonómico para hacerse con el poder. Fira de Barcelona es un motor económico de la ciudad de Barcelona. No sólo porque organiza el Mobile. Por los eventos y el turismo de negocio que mueve, está entre las empresas públicas más destacadas.
COMUNICANDO
El Mobile World Congress, su principal fuente de ingresos, se ha convertido en el principal dolor de cabeza de Fira. Su verdadera propietaria y organizadora es GSMA, la ‘patronal’ de los grandes operadores de telefonía móvil mundial, que tiene un contrato firmado con el Ayuntamiento de Barcelona hasta el año 2023… aunque una cláusula le permitiría rescindirlo antes si ocurren circunstancias consideradas “excepcionales” por la organización. De momento parece a salvo la próxima edición barcelonesa (febrero de 2018), pero su Junta Directiva (presidida por el magnate del acero mundial, el indio Sunil Bharti Mittal) empieza a cuestionarse las siguientes si la inseguridad actual se prolonga. Ya lo advirtió el pasado octubre su consejero delegado y auténtico ‘hombre fuerte’ de GSMA, John Hoffman, en su penúltima visita a Barcelona: “Siempre buscamos emplazamientos tranquilos y estables para nuestros congresos mundiales, así que hay cierta inquietud por el aumento de la inestabilidad política”, dicen que dijo a las autoridades barcelonesas.
Aunque el primer teniente de alcalde, Gerardo Pisarello, insiste en que en ningún momento se planteó cambiar de ciudad, los nervios en Fira Barcelona empiezan a tensarse conforme la situación política se ha ido complicando. De ahí que Ada Colau haya movido ficha para que su protegida Helena Guardans llegue a presidir la Fira en sustitución de Josep Lluís Bonet (Freixenet), quien ya no puede prorrogar más su presidencia al frente de este organismo. Junto a él, otros que deben abandonarla por haber acabado su tiempo en el cargo de consejero son Enrique Lacalle (fundador y director de Barcelona Meeting Point), Núria Basi (Grupo Basi) y Enric Crous (consejero delegado de Cacaolat).
La jugada de Colau es maestra: aprovechar la aplicación del artículo 155 de la Constitución para dar el cambiazo. Al estar momentáneamente suspendida la Autonomía de Cataluña, la alcaldesa ha movido pieza con presteza para colocar a su candidata. Para ello ya ha acordado con la Cámara de Comercio de Barcelona (CCB) que Guardans se incorpore como nueva consejera a la Fira de Barcelona, lo que sería el primer paso para que asuma la presidencia antes del 31 de diciembre. Aunque la presidencia de Fira no está remunerada, es un signo de poder. Que Colau haya conseguido nombrar a su candidato muestra también el nuevo signo de los tiempos.
PACTO EN LA CÁMARA
La alcaldesa habría pactado el estudiado movimiento con Miquel Valls, presidente de la CCB, quien, por su parte, colocaría a varias personas próximas a la cámara, entre ellas Kim Faura, director de Telefónica en Cataluña. La contrapartida es que con él se podría tener más fuerza para evitar que GSMA saque el Mobile en Barcelona, el gran maná anual de la Fira. Todo ello contaría, al parecer, con la aquiescencia del Ministerio de Economía de España.
Helena Guardans, presidenta de la empresa de externalización de servicios Sellbytel, no sería la única baza de Colau en Fira. La alcaldesa también pretende colocar en el consejo a otra mujer: Mar Alarcón, consejera delegada de SocialCar. El gran perjudicado de este juego de ajedrez sería el ex vicepresidente y ex conseller de Economía de la Generalitat, Oriol Junqueras, actualmente encarcelado en Madrid, que pretendía instalar al presidente de Moventia, Miquel Martí.
Si no ocurren cosas inesperadas (lo cual no es ninguna entelequia, dado el complicado momento político en el que se encuentran Barcelona, Cataluña y España), la sucesión de acontecimientos pasaría primero por la convocatorias del pleno la Cámara de Comercio de Barcelona (23 de noviembre), que aprobaría la propuesta de nuevos consejeros, tal y como establecen los estatutos de la Fira, ya que, como decíamos antes, hay cuatro consejeros que acaban su mandato y no tienen posibilidad de renovar. Ocurrido esto, Colau ha de convocar un Consejo General de Fira de Barcelona antes del 21-D, día de las elecciones autonómicas convocadas por el Gobierno de España. Sólo el alcalde de Barcelona tiene potestad para convocar dicho Consejo General… y únicamente éste organismo puede aprobar el nombramiento de los nuevos consejeros.