Alma es una nueva manera de hablar de lo social. Con actitud y optimismo. Desde la diversidad. Y a partir de las historias de la Obra Social “la Caixa”. Queremos ser también un punto de encuentro de las infinitas realidades sociales de nuestro mundo. Por eso Alma es la red social.
El centro de día de la Asociación Entre Amigos de Sevilla es un refugio, un búnker de normalidad en la zona cero de Las Tres Mil Viviendas. En este barrio castigado por la exclusión social, este colectivo trabaja desde hace más de 30 años por la dignificación de las condiciones de vida de sus vecinos en general, y de los niños y niñas en particular. Para intervenir en la regularización familiar desde el origen, existe desde hace ocho años un taller materno-infantil, en el programa de lucha contra la pobreza infantil de la Obra Social ”la Caixa”, en el que mujeres embarazadas, muchas de ellas muy jóvenes, y madres con hijos de 0 a 3 años reciben cobertura social y educativa que garantiza el correcto desarrollo de los más pequeños.
Les llaman lugares de encuentro normalizados y, efectivamente, son un oasis donde se puede permanecer ajeno a la hostilidad externa: calles sucias, edificaciones semi derruidas y un descuido generalizado que la Asociación Entre Amigos de Sevilla combate con una triple alianza: cobertura social, educativa y formal. En este lugar de encuentro, en el que predomina el olor a limpio y que cuenta con educadoras amabilísimas, orden y confort, se citan cada lunes y martes ocho chicas cuya vida las ha obligado a convertirse en mujeres a una velocidad mayor que la mayoría de chicas de su edad. Todas ellas son madres recientes (y primerizas) o están a punto de serlo.
A sus poco más de 20 años y sin formación académica en su mayoría, la Asociación Entre Amigos, a través del programa CaixaProinfancia, les ofrece apoyo en sus talleres materno-infantiles. “Apoyar a las mujeres embarazadas o a las familias con hijos de entre 0 y 3 años dándoles cobertura social, educativa y formal sigue siendo vital para asegurar el buen trato, la salud y el bienestar de sus hijos e hijas”, argumenta Melania Pérez, miembro del equipo de psicólogos y educadores que trabaja en este programa.
Al ser chicas tan jóvenes, sin experiencia en maternidad, el taller “da especial importancia a la salud, así que tratamos temas como las vacunas, la planificación familiar, la prevención de accidentes domésticos, los signos de alarma, la alimentación infantil, la reanimación cardiopulmonar o los masajes terapéuticos”, siempre dirigidos por personal del programa Educación para la Salud de los dos centros de salud de Polígono Sur. “Contamos con el apoyo de los recursos externos del barrio”, afirma Melania, de tal manera que, junto con los centros de salud, se realiza “un trabajo coordinado” con las tres guarderías de la zona y la Unidad de Promoción de la Salud del Ayuntamiento de Sevilla.
“Donde más hincapié tenemos que hacer es en el tema de las vacunas, en que sigan las instrucciones de sus pediatras y en desmontar muchos mitos y falsas creencias que traen aprendidas de sus casas”, remarca la educadora, que trabaja en este programa junto con Sofía Martínez y Lola Carrera. “Para ellas es duro, nadie les enseña a ser madres, y nos cuentan sus miedos, creamos un vínculo muy chulo”, añade Sofía.
Este martes han acudido al taller Encarni, Ángela, Nieves, Yessenia, Saray y Maricarmen. Todas han sido madres ya y los bebés terminan por darle a este espacio de normalización una atmósfera de bienestar y salud que dignifica la vida del barrio y de sus gentes. Toca taller de baño, pero aprovechan para hablar de otros asuntos y contarse sus experiencias. “A mí me gusta saber si le estoy dando bien de comer y luego en casa hago todo lo que aprendo aquí”, explica Encarni, madre de una niña de ocho meses.
El trabajo de la Asociación Entre Amigos en estos talleres “es transversal, y hay chicas a las que se les hace un seguimiento laboral y formativo. Tenemos que inculcarles que deben trabajar o estudiar, que a los niños hay que sacarlos adelante, darles de comer, además de saber cuidarlos en casa”, explica Melania. De las ocho beneficiarias del programa del año pasado, seis acabaron matriculadas en la Educación Secundaria para Adultos (ESA). “En ocho años han evolucionado mucho las cosas, y se van viendo cambios. Las chicas antes eran madres casi adolescentes, y ya ha subido algo la media de edad. Ahora quieren estudiar y el absentismo escolar ha bajado”, afirman orgullosas.