Santi González no es del Raval de toda la vida, pero como si lo fuera. Todos le conocen en el barrio, y no es de extrañar. En los últimos años, se ha visto implicado en casi todas las movilizaciones vecinales del Raval: desde la lucha por instalar el Centro de Atención Primaria (CAP) en la capella de la Misericòrdia hasta el movimiento antidesahucios, pasando por las diversas protestas contra la inseguridad.

Uno de sus mayores logros fue fundar, junto a otros activistas, la asamblea Acció Riera Baixa, en torno a la cual están organizados los vecinos de esta zona del barrio. Nació en 2018, en pleno auge del fenómeno de los narcopisos, cuando el Raval vivió escenas atípicas hasta ahora en Barcelona, como las peleas a cuchillazos en plena calle. El interés de los medios hizo que Santi se convirtiera rápidamente en una de las caras visibles del movimiento vecinal.

ROBOS EN SU ESQUINA

"Eh, te volví a ver en la tele", le espeta entre sonrisas un vecino de origen árabe, vestido con la tradicional chilaba, una estampa típica en este barrio multicultural. Santi fuma tranquilo en la puerta de su local, donde conversa con cada vecino que pasa a la espera de que entren clientes. Regenta una tienda de ropa de segunda mano en la que también vende productos de su propia marca, caracterizada por tener estampados con la palabra Raval. 

Santi Rodríguez, uno de los portavoces de Acció Riera Baixa

Santi González durante una rueda de prensa 

El local se encuentra en el número cinco de la calle Riera Baixa, una de las zonas más castigadas en los últimos años por los narcopisos. Tras la operación Bacar, éstos han sido sustituidos por la proliferación de grupos organizados dedicados al robo a los transeúntes. “En esta esquina hay una auténtica estructura de robos, donde los chavales son captados por las mafias para robar. Luego ellos les compran los objetos. Por ejemplo, por cinco móviles se pueden llevar fácilmente 100 euros” explica.

"NO NOS PODEMOS PERMITIR DEJARLOS ASÍ"

Es una de las cuestiones que más le preocupa ahora mismo. “Son niños que no van al cole, no tienen padres, esnifan cola… Como sociedad, no nos podemos permitir dejarlos así”, asegura. Por ello, Santi se enfrenta directamente con los adultos que hacen de captadores, a los que no teme, o al menos eso intenta aparentar. Además, tiene en mente impulsar un proyecto que ofrezca una alternativa a estos niños, para que no caigan en la delincuencia.

Desde su tienda tiene un ojo puesto en la calle, donde constantemente pasan cosas que le conciernen y le preocupan. Eso es lo que en gran parte le ha llevado a su activismo frenético, aunque no siempre fue así.

ETAPA COMO DJ

Antes de tener la tienda, Santi estuvo inmerso en el mundo de la noche, donde se introdujo como DJ. Nacido en Sitges, de joven se trasladó a Barcelona, donde empezó a pinchar en diversas salas de la capital catalana. Pero su éxito más notorio se produjo en Madrid, donde estuvo cuatro años pinchando en las salas más importantes de la ciudad. También ha trabajado en Ibiza, en discotecas de renombre de la isla, así como en destacados festivales de música, como el Arenal Sound, el SOS Murcia o el BBK.  “Eran unos años locos”, asegura.

Santi González pinchando en una discoteca

Santi González durante una de sus actuaciones en una discoteca / CEDIDA

Su día a día era intenso, como el de todo aquél que trabaja en el mundo de la noche. ¿Y la política? “Estaba politizado interiormente, pero vives en otro mundo y no te enteras de nada”. Finalmente, explica, “me cansé", sin dar más detalles sobre su cambio de vida.

ACTIVISMO EN CIUTAT VELLA

En Barcelona ha llegado a tener su propia fiesta, bautizada como Araña, el mismo nombre que ha puesto a su tienda en el Raval. Ahora ya no hay fiestas, y su vida es mucho más rutinaria. Sin embargo, su faceta como activista hace que su día a día siga siendo muy intenso. No para. “He hecho mil cagadas en mi vida, en parte porque siempre he estado metido en muchas cosas, y de eso no me arrepiento”, afirma.

Santi González pinchando en su fiesta 'Araña'

Santi González pinchando en su fiesta 'Araña'

Su activismo es bastante reciente. En 2017, ya viviendo en Ciutat Vella, se afilia a la CUP, partido que acaba abandonando al poco tiempo --aunque continúa simpatizando con el mismo--. Es en esta época cuando empieza a darse cuenta de todos los problemas que existen en el barrio. Todo ello se ve acentuado un año más tarde, cuando participa en la fundación de Acció Riera Baixa. “Me acabé implicando en casi todas las luchas: vivienda, CAP, lucha contra las mafias, feminismo, antirracismo…” enumera. Para él, una de las más importantes ha sido la del CAP, ya que ha supuesto una “experiencia positiva de unión de los vecinos y asociaciones vecinales de Ciutat Vella”.

ESCEPTICISMO POLÍTICO

Su activismo vecinal contrasta con su escepticismo acerca de los políticos, de los que, dice, “no están para ayudar”. Cree que hay problemas que no se resuelven precisamente por su politización, como la instalación del CAP en la capella de la misericòrida o la inseguridad que existe en el barrio, de la que culpa directamente a la conselleria d’Interior. Para él, es evidente que se hace política con la seguridad:  “¿Cómo puede ser que tengan con tan pocos efectivos la comisaría de Ciutat Vella? Cuando hay un desahucio, vienen aquí 40 policías. En cambio, no hay patrullas para el día a día”, ilustra.

“No sé cómo funciona la administración, pero parece que hayan intereses políticos de la Generalitat en que haya descontrol en Barcelona”, añade. Aun así, destaca la buena labor que hacen los policías, tanto Guardia Urbana como Mossos, que a pesar de todo hacen un esfuerzo para hacer bien su trabajo. 

TEJIDO ASOCIATIVO

Respecto a las asambleas de Acció Riera Baixa, Santi destaca que existe bastante consenso en los temas importantes. En ellas participan gente de todas las edades y también migrantes, un colectivo muy numeroso en este distrito. “El Raval está muy movilizado porque tiene muchos problemas. ¡Hasta los de derechas están organizados!  Ellos también participan en las asambleas”.

Pese a todo, se muestra optimista sobre el futuro del barrio, al que todavía ve muy vivo. Según él, el Raval ha conseguido mantener su tejido asociativo, algo que se debe, en gran parte, a la inmigración, remacha Santi.

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