La tercera teniente de alcaldía y directora del Área de Agenda 2030, Transición Digital, Deportes y Coordinación Territorial y Metropolitana ha conseguido otra huelga de autobuses para exigir su dimisión. Socialista de Valls, Laia Bonet no sabe con quién está tratando. Jurista de carrera y profesora de Derecho, ha servido en bandeja otra excusa para que los sindicatos de autobuseros se dediquen a prestar el peor servicio público posible a la ciudadanía obligada a soportarles. Todo comenzó cuando Bonet criticó que un conductor cerrase las puertas en las narices a dos chicas, práctica demasiado habitual de este personal. Todos los sindicatos de TMB se pusieron de acuerdo en exigir la dimisión de Bonet, aunque ella pidió disculpas y hasta mostró su “afecto” a tan ejemplar y caballeroso as del volante.

Los métodos de los sindicalistas de TMB, como los de aquel energúmeno que llegó a concejal de las cupijas, son más que sabidos y temidos por los sucesivos consistorios que nunca les han puesto en su sitio y siempre amagan sus desorbitados salarios, prebendas y privilegios. El estilo sindicalero de Chicago que se practica en TMB ha superado a una señora bien educada de Valls y ahora van a por ella aprovechando para reclamar más millones de euros, la jubilación a los sesenta años y trabajar lo menos posible. Para ello, maltratarán otra vez a la ciudadanía, como tienen por costumbre, y se sumarán a la movilización estatal del sector del transporte como si fuesen sufridos y mal pagados camioneros. El error de Laia Bonet ha sido usar guante de seda.

 

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