La directora general de Calidad Ambiental y Cambio Climático Mireia Boya Busquet, ha soliviantado a todos los municipios del Área Metropolitana de Barcelona (AMB) por sus medidas sobre el decreto de las zonas libres de emisiones. Conflictiva militante y dirigente de la CUP, dimitió por sentirse acosada y protegió a su acosador ocultando su nombre. Como ya había ocultado que era una burguesa propietaria de un hotel rural para parecer una pobre oprimida maltratada por la vida, España y el capitalismo. Ejemplar de puerta giratoria para revolucionarios de salón, darle un alto cargo en el gobierno de ERC ha sido como poner una zorra para vigilar un gallinero.
Referente de una extrema izquierda que no era ni es extrema ni de izquierda, Boya ha sacado sus tics sectarios y autoritarios. Así, despliega una serie de medidas como etiquetas controladoras y sanciones a chorro sin tener presente una pedagogía previa, ni la positiva experiencia de la AMB, que ha logrado influir en la legislación española. A base de ordeno, mando y que se haga pronto, Boya lo enreda y complica todo con el objetivo de atacar a la AMB porque no hay en ella ni un alcalde de su cuerda. Concejala que fue de una aldea aranesa de menos de mil habitantes, y de profesión resentida antisistema, Boya no respeta la doble velocidad de los municipios, ignora lo que es una gran ciudad y menos un conjunto de ciudades. Por eso se siente como pez en el agua entre unos equipos gubernamentales caracterizados por su incompetencia.