Lluís Sans es un referente en el mundo del lujo y la moda en Barcelona. El empresario dirige uno de los últimos negocios familiares del paseo de Gràcia desde que tenía 22 años. Sus secretos: la atención personalizada, la discreción y la buena educación. Equipado siempre con traje y corbata, Sans cree en las revoluciones silenciosas, aquellas que se fraguan desde el glamour y el respeto. Desde el buen gusto.
Así ha mantenido en pie la emblemática tienda de Santa Eulalia, ubicada en el paseo de Gràcia, con más de 180 años de historia. Sans ha sabido combinar tradición e innovación para mantener a la tienda como un referente en el sector. Bajo su liderazgo, Santa Eulalia no solo ha conservado su prestigio, sino que también ha modernizado sus instalaciones y su oferta, creando un espacio que fusiona la elegancia clásica con el diseño contemporáneo.
Sans ha destacado recientemente al recuperar el control de su marca de perfumes, una línea de negocio que había cedido a un socio italiano hace una década. Con la creación de la sociedad Perfumes Santa Eulalia, Sans ha retomado la producción de fragancias que evocan estados de ánimo y sensaciones únicas, rindiendo homenaje a la ciudad de Barcelona.
Además de su rol en Santa Eulàlia, Lluís Sans es presidente de la Asociación del Passeig de Gràcia y vocal de Turisme de Barcelona, posiciones desde las cuales defiende una visión de elegancia y calidad en el comercio local.
En la entrevista con Metrópoli publicada este sábado, defiende sin tapujos los eventos de alto perfil, como la Copa América de vela, el desfile de Louis Vuitton o la Fórmula 1. Todos ellos sitúan a Barcelona en el mapa de las grandes ciudades internacionales, sostiene Sans.
En términos generales, el lugarteniente del paseo de Gràcia hace un guiño al alcalde Collboni por la atracción de estos eventos, así como por la puesta en marcha del Pla Endreça. No obstante, le pide mayor coraje para implementar cambios más radicales en la ciudad.
Lluís Sans es un ejemplo de cómo la combinación de tradición e innovación puede mantener a una empresa en la cúspide del sector del lujo por más de 180 años, mientras se contribuye al desarrollo y la proyección internacional de Barcelona desde el trabajo en el tejido asociativo de la ciudad.