Se acerca la verbena de Sant Joan, una de las noches más esperadas en Barcelona. A pesar de la emoción que se respira entre los barceloneses, hay una noticia que ha caído como un jarro de agua fría para los restauradores y los clientes: los chiringuitos de la playa, que históricamente podían abrir hasta las 5:00 horas de la mañana, deberán cerrar a las 3:30 horas.
El consistorio ha prohibido las fiestas hasta la madrugada en las playas a través de un escrito firmado el 12 de junio de 2024 en el que se sigue hablado de garantizar las distancias de seguridad que estuvieron vigentes durante el bienio de la pandemia. El Gremi de Restauració de Barcelona, dirigido por Roger Pallarols, ha sido muy crítico con la decisión del Ayuntamiento y ha asegurado que es una restricción "absolutamente incoherente".
Para Pallarols, la prohibición de este 2024 pone de manifiesto "la verdadera intención" del gobierno local: perpetuar los recortes al ocio a los que obligó la pandemia.
Igual que ha defendido a los restauradores de los chiringuitos, el director ha demostrado, en los últimos meses, el incondicional apoyo a los empresarios del sector. De hecho, en una entrevista con Metrópoli, denunció que "en el último año se han aumentado las inspecciones injustificadas a bares y restaurantes".