Salvador Illa lo conoce bien. Entre el nuevo presidente de la Generalitat y el acalde de Barcelona, Jaume Collboni, existe una muy buena relación personal y política. Y uno de los nexos es Albert Dalmau. Illa no ha dudado en ficharlo ahora para nombrarlo como consejero de Presidència de la Generalitat. Lo que espera de él es orden y control. Organización. Porque Dalmau ha ejercido hasta ahora de CEO de Barcelona, el nombre con el que lo conocen en la maquinaria del Ayuntamiento.
En las buenas empresas siempre hay un CEO. Alguien que gestiona y ejecuta, a partir de una estrategia. Pero, ¿en las administraciones esa figura es necesaria? En el Ayuntamiento de Barcelona hay una persona que ejerce, que quiere que se sepa que ejerce y que también encarga y distribuye tareas. Es Albert Dalmau, el hombre que ha estado al lado de Jaume Collboni, el gerente del Ayuntamiento, que ha acabado por ser la gran referencia en el equipo de gobierno para llevar la ciudad en el último año. Ahora, cruzará la Plaza Sant Jaume para ejecutuar desde Presidència el programa político de Salvador Illa.
“Ha sido el CEO, ha actuado como tal, y todos valoran una figura central a la hora de tomar decisiones”, señalan los que han colaborado con él. Dalmau es joven. Sorprende su capacidad para resolver problemas y establecer prioridades. ¿Qué tiene en la cabeza? “Es muy rápido, a veces puede pecar de impetuoso, pero pone en contacto, encarga, distribuye tareas, ordena, y ha sido indispensable en el Ayuntamiento”, señalan las fuentes consultadas.
Tándem Collboni-Dalmau
Collboni ha formado un verdadero tándem con Dalmau. El alcalde y el gerente del Ayuntamiento. El político tiene la ciudad en su cabeza, porque lleva muchos años en la maquinaria del consistorio. Conoce los barrios, las entidades y también las resistencias que se ha creado en la ciudad para paralizar o demorar proyectos. Pero Dalmau ha sido la persona que actúa, que sabe “qué palancas activar”, y que ha hecho posible, señalan, que el equipo de gobierno haya podido gobernar la ciudad con sólo diez concejales.
Dalmau atesora una corta experiencia, pero ha vivido, desde pequeño, una realidad muy distinta a la de los ciudadanos mortales de Barcelona. Se puede ser hijo de abogado, y comenzar en un despacho familiar. O el hijo de un maestro, y aprovechar la experiencia del padre paciente. Pero Dalmau es hijo de gerente, con muchas tablas, y de gerente municipal, en Sant Adrià, en Ciutat Vella y en el Ayuntamiento de Barcelona. Es hijo de Joan Albert Dalmau, médico, que fue gerente y que formó parte, precisamente, de un grupo de dirigentes municipales conocidos como “los camilleros”, porque eran todos del sector médico, como el exalcalde Joan Clos o el ex primer teniente de alcalde Xavier Casas. Joan Albert fue gerente de Ciutat Vella con Pasqual Maragall; gerente del Eixample con Joan Clos y de Seguridad y Movilidad con Jordi Hereu.
De ese ‘know how’ bebe Albert Dalmau. “Los camilleros estaban muy unidos, tenían una peculiar forma de hacer, y consiguieron un gran respecto dentro del propio consistorio”, indica una fuente que tuvo un trato asiduo con Joan Albert. Y es que la ascendencia de los médicos ha sido siempre enorme en el Ayuntamiento de Barcelona. Otro médico, Xavier Trias, sería alcalde, entre 2011 y 2015.
La mirada "en la estrategia"
La figura del padre es crucial. Porque, como señalan todos los expertos en educación, la formación más importante y decisiva se recibe en casa. Y del padre, Albert también ha heredado una característica hoy esencial: “Es discreto, puede tener una relación de confianza con un periodista, por ejemplo, pero eso cuesta. La barrera institucional es necesaria, y, como su padre, no se pronuncia en público. Su cargo es interno, es ejecutivo, y a ello se dedica”, mantienen las mismas fuentes.
Una de sus máximas la expresó en una reunión con más de 300 directivos y directivas del Ayuntamiento: “La mirada en la estrategia y el pie en las operaciones”. Es elocuente y responde a esa idea de CEO, la administración local entendida como una gran empresa que debe funcionar a la perfección, o, si hay problemas, éstos deben afrontarse de inmediato.
Lo que no mantiene de su padre es el pelo. Aparecen ya algunas entradas, mientras que Joan Albert se deja ver en actos conmemorativos con otros colegas con una melena blanca de veterano.
Albert Dalmau se licenció en Ciencias Políticas y de la Administración en la Universitat Pompeu Fabra. Había estudiado en los jesuistas de Caspe, y allí descubrió una de las personas que más le han marcado, hasta el punto de que se hizo militante del PSC. Es Javi López, el eurodiputado socialista, que ha influido en un buen número de jóvenes socialistas gracias a su obsesión por explicarse hasta la extenuación, para hacer de la política algo tangible, pese a la fama de que la política europea vive en un mundo propio.
Otra persona importante, de aquellas que inspiran a un joven, aunque Albert Dalmau es un joven-maduro desde hace años, fue María Reig, cuando la empresaria daba a conocer el proyecto de Barcelona Global. Ni corto ni perezoso, Dalmau llamó a las puertas del lobby empresarial y trabajó allí entre 2013 y 2016 junto a Mateu Hernández, que ha sido durante años el alma de ese verdadero think tank económico. Fue el ‘becario’ de Hernández. En el lobby empresarial guardan un buen recuerdo. Se destaca de él la facilidad para entender todo lo que sucedía en la ciudad, y la capacidad para ejecutar acciones y encargar cometidos a otros.
Todo lo demás fue rodado. Porque Jaume Collboni lo incorporó al Ayuntamiento en 2016 como jefe de gabinete en el momento en el que accedió a la primera tenencia de alcaldía, tras el acuerdo de gobierno con Ada colau. Se mantuvo en el cargo, pese a que Collboni fue ‘invitado’ a salir del gobierno local, porque para Colau era intolerable que el PSC hubiera apoyado el artículo 155 de la Constitución, con el que se anuló el autogobierno de la Generalitat por el procés independentista. Y ya en el mandato entre 2019 y 2023, Albert Dalmau se encargó de la gerencia de Economía, el área que dirigió Collboni como primer teniente de alcalde, sustiuyendo en esa tarea, precisamente, a Salvador Illa, pieza fundamental para Collboni en los primeros momentos en los que puso en pie su proyecto para la alcadía de Barcelona.
El precedente de Clos y ERC
Ahora, Dalmau, debía afrontar otro reto, quizá más importante. El acuerdo suscrito con Esquerra Republicana, para cogobernar el Ayuntamiento de Barcelona, obligará a establecer una mayor disciplina y coordinación. A la espera de que sea efectivo, --siempre pendiente Esquerra de la votación de sus bases—Albert Dalmau mira hacia el horizonte. Lo primero la estrategia, sin descuidar nunca el día a día, la reunión de la tarde, el encuentro con empresarios, el anuncio de una propuesta, y luego, o en paralelo, el análisis político, la necesidad de sopesar opciones. Sin embargo, sus esfuerzos los deberá aplicar en otra administración, en la Generalitat.
Dalmau tiene en cuenta los malos momentos, las experiencias compliacadas. Porque en casa vivió también la cara no tan amable que debe afrontar un gerente. Y es que el alcalde Joan Clos, en mayo de 2000, destituyó al gerente de los Servicios Personales del Ayuntamiento, Joan Albert Dalmau, por un “problema de encaje”. Los enfrentamientos de Dalmau con la quinta teniente de alcalde, Núria Carrera, --responsable de la misma área, independiente en la lista del PSC-- habían sido constantes. Aunque Carrera sería relevada, años después, para afrontar el “cambio generacional”, en aquel momento Clos optó por un cambio de gerentes.
Aquello le sucedió a su padre. Ahora, de toda esa experiencia --corta, pero muy intensa-- deberá extraer muchas lecciones para analizar bien cómo puede la Generalitat ser, de nuevo, tras muchos años de parálisis, una administración efectiva. Illa le ha ofrecido toda la confianza. Y el poder. Y a Dalmau "le gusta el mando", como remachan las mismas fuentes consultadas.