El Hospital Universitario de Bellvitge ha situado Barcelona a nivel internacional al convertirse en el primer centro sanitario del mundo en incorporar experiencias inmersivas en las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI). Un importante paso adelante que promete mejorar la experiencia terapéutica de los pacientes más críticos. Y así lo está haciendo.
Testigo de estos avances es el Dr. Francesc Esteve, jefe de la Sección de Medicina Intensiva de Bellvitge. A sus cincuenta años podría decir que ya lo ha visto todo, pero no es así. La llegada de este innovador proyecto, liderado por la empresa catalana Qinera, permite a los profesionales de la salud trabajar en la prevención del delirio y la modulación del dolor de los pacientes a través de estimulaciones sensoriales, visuales, auditivas y táctiles.
Este sistema multisensorial, que se ha instalado en los 64 boxes que forman la UCI del hospital –por la que pasan 1.400 pacientes al año–, permite simular escenas inmersivas como un bosque, una chimenea, el mar o incluso proyecciones personalizadas de fotografías y recuerdos, generando experiencias únicas para cada paciente. “Se ha demostrado que el delirio se ha reducido entre un 10 y un 17%”, celebra el Dr. Esteve
Estos avances tecnológicos no solo están cambiando la forma de ver una sala de hospital, sino que humanizan la tradicional experiencia fría y aislante propia de estas unidades. “En la UCI los enfermos reciben muchos estímulos agresivos e incómodos, y a través de proyectos como Qinera se hace más llevadero el ingreso”, haciéndolo menos traumático para los pacientes, tal como explica el Dr. Esteve.
Aunque sin dejar de destacar la labor de todos los profesionales que diariamente se dejan la piel en sacar adelante a cada uno de los enfermos: “en sanidad, lo importante no son los títulos ni las jerarquías, sino las personas”. Así de simple.