Durante la primavera de 2017, los familiares de ancianos ingresados en cinco residencias de Barcelona denunciaron el deterioro de las instalaciones, la falta de personal y deficiencias en la atención hacia la gente mayor que vivía en los centros, todos de titularidad pública -de la Generalitat de Catalunya- aunque eran gestionados por una Unión Temporal de Empresas (UTE), formada por OHL-Servicios Ingesan y Asproseat. Los problemas, que se iniciaron los primeros meses de 2016, eran falta de limpieza, alimentación inadecuada, escasez de material y de medicamentos, ratios de personal insuficiente, mal estado del mobiliario... Las residencias denunciadas fueron Mossèn Vidal i Aunòs, Bon Pastor, Alchemika, Bertran i Oriola y El Molí.
Un año y medio después, la situación en la residencia del Bon Pastor no ha mejorado pese al cambio de empresa que ahora explota el servicio. Según la representante de las familias, Toñi Almenzar, el gran problema ahora es la alimentación. "Ha ido claramente a peor. Se están produciendo recortes. Muchas veces no hay comida suficiente para alimentar a los 92 residentes y las 28 personas del centro de día y les acaban dando jamón y queso", denuncia.
PIZZA QUEMADA Y PESCADO RESECO
La calidad de los alimentos que se ofrecen a las personas tampoco es para lanzar cohetes. Más bien todo lo contrario, asegura Almenzar. "La pizza se sirve quemada, el pescado está casi siempre reseco, los garbanzos están duros, las salchichas no se pueden comer porque están crudas...", relata la representante de las familias, que tiene a su madre ingresada en el centro, y que ha facilitado a Metrópoli Abierta imágenes de algunos alimentos para demostrar su denuncia.
Normalmente, en la cocina de la residencia trabajan un par de personas, pero muchos fines de semana sólo hay un hombre que, según las familias, es incapaz cocinar para 130 ancianos "porque carece de la experiencia necesaria", precisa Almenzar. En las reclamaciones presentadas ante la Generalitat se pone en duda la profesionalidad de algunos de estos empleados. Almenzar afirma que estas empresas aplican importantes recortes -tanto de personal como de material- para sacar el máximo beneficio y denuncia el escaso control de la administración pública sobre el funcionamiento de estas residencias.
DEPENDENCIA EXTREMA Y ALZHEIMER
Almenzar no duda en hablar de maltrato. "No hace falta que les peguen. Son personas muy vulnerables, muchas de más de 90 años, con un grado de dependencia extrema y alzheimer. La mitad de los días estos ancianos no deben comer por la escasez de los alimentos que les sirven y la falta de calidad de los mismos. Muchas de estas personas están desnutridas, lo que supone un riesgo importante para un colectivo sensible y débil como este", subraya Almenzar a este medio.
La representante de las familias se muestra muy molesta por cómo ha ido el fin de semana de la Mercè. "Los ancianos llevan cinco días comiendo huevos, hemos encontrado la uña de una cuidadora en un plato de sopa. Y una vez más solo había una persona en la cocina para atender a todos los residentes". Las quejas de los últimos días van más allá del ámbito alimentario. "Los festivos no hay personal médico y el suplente de enfermería contratado no sabe tomar la tensión ni hacer vendajes adecuados, y desconoce cuál es el ritmo cardíaco correcto. Mi madre estaba a 140 y le parecía normal". apunta Almenzar. Este lunes, algunas familias, hartas de la situación, llamaron a los Mossos d'Esquadra y presentaron una nueva denuncia. Los agentes de la policía autonómica les recomendaron dirigirse al juzgado de guardia.
NUEVO ADJUDICATARIO EN ENERO
Las denuncias presentadas por las familias de las cinco residencias el año pasado llevaron a la Generalitat a suspender el contrato de explotación con la UTE encabezada por OHL. El proceso de adjudicación del nuevo concurso se ha retrasado con la aplicación del artículo 155, dice Almenzar, y no será hasta principios de 2019 que se conocerá el nuevo adjudicatario. Desde el pasado 1 de julio, la gestión de los centros la llevan otras empresas que, en el caso de Bon Pastor, es Fundació Salut i Comunitat. Según la familiar, el remedio ha sido peor que la enfermedad.
Preguntada por la situación en el resto de centros residenciales denunciados con anterioridad, Almenzar sostiene que la cosa no ha empeorado. "No han tenido tanta mala suerte con el gestor", aunque eso no signifique que el funcionamiento sea el correcto. Según la representante de las familias en la residencia Alchemika, en el barrio del Camp de l'Arpa del Clot, no hay enfermera. "No encuentran, nos dicen desde la gestora Eulen", añade Almenzar. Este verano, en plena ola de calor, el centro tampoco disponía de aire acondicionado y tuvo que comprar de emergencia unas máquinas para salir del paso.