Señalización insuficiente, escasos cuidados, nula presencia policial y, para colmo, cruising, relaciones sexuales esporádicas, en este caso entre homosexuales que las practican en la misma playa. Los usuarios de la playa nudista de la Mar Bella de Barcelona están hartos. Tanto, que algunos han optado por abandonar la zona e irse a otras playas nudistas buscando la tranquilidad que allí ya no encuentran.
Bien es cierto que la presencia de turismo gay no es nuevo en la zona, pero el asunto ha alcanzado en los últimos tiempos unos extremos difíciles de soportar para los nudistas, que no quieren que las situaciones que les ha tocado vivir permanezcan en el tiempo. Por el momento, sus quejas ante el Ayuntamiento han sido desoídas, pese a las constantes promesas de solucionar el asunto. Año tras año, la temporada de verano atrae al turismo gay a la zona y llega también la práctica del cruising.
La presencia de un chiringito llamado Be Gay ha servido de imán de atracción a cientos de homosexuales que han escogido la playa de la Mar Bella, justo al lado de la nudista, como centro de reunión. Pero eso no molesta a los nudistas, pese a que no se les permite la entrada a las instalaciones del chiringito. Lo que sí les molesta, y mucho, son las prácticas sexuales que se producen a plena vista, sin recato, bien de manera individual bien por parejas, en una zona en la que las cañas apenas pueden disimular lo que allí ocurre.
QUEJAS
“Desde que se dio la concesión del chiringito a sus actuales gestores, la cosa ha ido de mal en peor”, afirma Elisenda Fernández, portavoz de la Associación Platja Nudista de la Mar Bella. “No tenemos nada contra los homosexuales, pero sí contra las prácticas del cruising. Si uno pone en el buscador en internet playa nudista Mar Bella, no le cuesta mucho encontrar frase como cruising, practicar sexo, etc”, dice.
Se consideran maltratados por muchas razones, pero lo que más les molesta es sufrir en directo las prácticas sexuales de algunos gays que no parecen tener ningún respeto por los demás. “De hecho, no faltan los homosexuales que suelen venir en la playa nudista y que se ha quejado de estas prácticas”, dice Elisenda.
De hecho, una página web dedicada al turismo gay hace propaganda de la playa en estos términos: "Además, la playa de la Mar Bella cuenta con una pequeña zona de cruising justo en los matorrales que la separan del paseo. Cuando cae la noche podemos ver el movimiento de aquellos que aún no desean volver a casa". El único error es que eso no sucede solo cuando cae la noche, ocurre, segùn denuncia los nudistas, durante casi todo el día.
Piden al Ayuntamiento que solucione el asunto. “Nosotros estamos allí porque el Ayuntamiento nos ha puesto en ese lugar”, afirma, “y no podemos salir de la zona que han designado como playa nudista, si no nos multan. Así que, o bien se amplía la zona para los nudistas, que se puede hacer, o trasladan el chiringito y se respeta el lugar en el que estamos”.
También piden otras cosas mucho más sencillas de arreglar, pero que al parecer tampoco entran en los planes del consistorio. “Qué pongan un cartel diciendo que es un playa nudista en condiciones, no el que hay ahora, que es ridículo. Y se puede poner en varios idiomas, que tampoco cuesta nada”, dice la portavoz de la asociación nudista. “Y para evitar el cruising, quitar las cañas y las hierbas que hay en el montículo en el que se ponen. Y si no, que nos dejen hacerlo a nosotros. Y que haya más vigilancia. Cuando vemos a alguien haciendo alguna práctica sexual, llamamos de inmediato a la Guàrdia Urbana, pero tardan tanto en venir que cuando llegan ya han acabado”.
Otro asunto que casua malestar es el hecho de que la playa está rodeada por el polideportivo de la Mar Bella y la Base Náutica Municipal. Y que, durante el verano, en ambos sitios hacen colonias para niños. “Cuando los niños salen para ir a la playa pueden encontrarse con cualquier cosa”, dice Elisenda. “Pasan a apenas 50 metros de donde se ponen a hacer cruising. Me parece terrible”.
NUDISTAS QUE SE VAN
Lo peor de todo esto es que algunas personas que han ido desde hace años a la playa nudista han dejado de ir. “Viendo lo que ven, no nos extraña”, reconoce Elisenda. “Para estar intranquilo o incómodo mejor te vas a otro lado. Yo les entiendo. Pero yo me quedo, a mi no me van a echar. Tenemos que defender nuestro derecho y el espacio que nos han cedido. Nosotros no somos exhibicionistas, somos naturistas. Y queremos disfrutar con tranquilidad. Mi hija ha venido conmigo muchas veces, pero ahora ya no quiere hacerlo, está incómoda viendo algunas cosas que suceden a nuestro alrededor. El único sitio en el que podemos estar tranquilas es en el lavabo de mujeres, donde ellos no entran. Pero en el de hombres te puedes encontrar cualquier cosa”.
Los nudistas defiende que el problema sería fácil de solucionar si hubieran voluntad política de hacerlo, pero tienen la sensación de que es, precisamente, eso lo que falta. Y, tal y como están las cosas, les espera otro verano de cruising e incomodidades.