Los vecinos del tranquilo barrio del Poblenou, en Barcelona, no se imaginaban que la presencia policial y las cámaras de televisión en la zona se debían al parricidio que ha tenido lugar este viernes, 15 de marzo, sobre las 10:00 horas de la mañana.

Sobre las 12:00 horas, de hecho, todavía había residentes de los de toda la vida que se preguntaban entre ellos lo que habría sucedido en el número 73 de la calle Lope de Vega. La respuesta los escandalizaba. No daban crédito: un hijo había matado a su madre. Tras ello, había conducido con su padre a Molins de Rei, donde también lo había asesinado para finalmente, suicidarse. Un parricidio que ha conmocionado al barrio de Sant Martí.

Exterior del edificio de Lope de Vega donde ha tenido lugar el parricidio METRÓPOLI

Javi, el parricida del Poblenou

Lo han explicado vecinas y allegados de la familia a Metrópoli mientras la comitiva judicial realizaba el levantamiento del cadáver de la fallecida, por el mediodía. Los mensajes de WhatsApp se mandaban rápido entre los chats vecinales para tratar de averiguar quién era la víctima. La conclusión ha sido clara: se trataba de Esperanza y su marido. Un matrimonio muy mayor, de unos 90 años, que vivían en el tercer piso del bloque. El protagonista de sus muertes ha sido Javier, su hijo de 50 años que convivía con ellos.

Según Montse, una de las vecinas que conocía muy bien a Esperanza, Javi había dejado de trabajar hacía tiempo para dedicarse por completo al cuidado de sus padres: "Se le habrá ido la cabeza porque no lo entiendo", se preguntaba la mujer este viernes.

Retirada del cuerpo de Esperanza del domicilio familiar, en Poblenou METRÓPOLI

Una casita en la montaña

Esperanza y su marido tenían otra hija: Ana. La mujer fue adoptada cuando era pequeña por el matrimonio, que años más tarde tuvo también a Javi. Sin embargo, ella no vivía con ellos y parece, según Montse, que "no se hablaban mucho".

Aún así, nada parece indicar que Javi hubiese planeado premeditadamente el asesinato de sus ancianos padres. Cada fin de semana lo pasaban en Molins de Rei, en una casita en la montaña que la familia había adquirido. Es precisamente en esta segunda residencia donde ha tenido lugar la muerte del padre y el posterior suicidio del hijo.

De Barcelona a Molins

Las primeras informaciones, que ha avanzado La Vanguardia, indicaban que habían aparecido en Barcelona tres cadáveres pertenecientes a la misma familia. Los Mossos d'Esquadra han confirmado entonces a este medio que se investigaba la muerte violenta, pero tan solo de una persona

Se trataba de Esperanza, la anciana "que siempre iba muy arreglada, con el pelo blanco muy cortito". Javi la mató primero a ella y luego se desplazó con su padre, en coche, hasta la casita de campo de Molins. Allí, terminó con la vida de su progenitor y después, se suicidó.

Depresión

Todo el que pasaba por el escenario del brutal crimen, enfrente de la Escola Bressol Júpiter, desconocían detalles de lo sucedido. Tampoco sabían que el matrimonio vivía con un gato, al que la policía ha sacado de la casa en un transportín. "Hacía mucho que no los veía porque eran muy mayores, pero madre e hijo solían ir a comprar juntos al Mercat del Poblenou", ha explicado a Metrópoli otra vecina, Conchi. "No se llevaban mal ni se peleaban. Dicen que él, últimamente, tenía depresión". Es lo único que los residentes conocen de la condición psicólogica de Javi, que se desvivía, al parecer, por cuidar de sus padres. "A veces le preguntábamos sus planes para el finde y nos decía que era lo de siempre, estar con ellos, pero no en un mal tono".

Minuto de silencio

Por el momento, el municipio de Molins donde han aparecido los cuerpos sin vida de padre e hijo, tan solo una hora después del hallazgo del cadáver de la anciana, decretará un minuto de silencio en honor a los fallecidos.

Al parecer, el cuerpo del padre habría aparecido atado de manos en el interior del coche y el de Javi, colgado en la montañosa zona del Baix Llobregat. Los mossos han desplegado un dispositivo para encontrarlos tras el asesinato en Lope de Vega, desde donde Javi emprendió la huida a la segunda residencia, pero ya era demasiado tarde.

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