Un hombre de 78 años encabezaba la marcha de este miércoles en La Verneda de Barcelona. Un hombre que se define socialista "desde la barriga" de su madre. Un hombre que antepone la seguridad de los suyos y de su barrio a la política.
Jesús era uno de las decenas de vecinos que salieron la tarde de este miércoles a la calle para alzar la voz contra la inseguridad y el incivismo de la zona. Una manifestación pacífica y ordenada, desvinculada por completo, como sus organizadores llevan días aclarando por redes sociales, de cualquier grupo municipal. Aunque algunos se empeñen en lo contrario.
"Collboni, escucha, La Verneda está en lucha"
Micrófono en mano y pancarta alzada --material conseguido por los donativos de los mismos vecinos-- iniciaron una parte de los residentes de La Verneda el recorrido que se alargó desde Rambla Prim con Guipúzcoa hasta Bac de Roda.
"Collboni, escucha, La Verneda está en lucha" era el cántico más escuchado. Hartos de la delincuencia, fue un grupo de vecinos el que abrió la veda hace unas semanas. En conversación con Metrópoli, pidieron el anonimato. No querían sufrir las represalias de una parte de los okupas que acechan los espacios vacíos del barrio. Pero este miércoles desfilaron a cara destapada.
Okupaciones
Son estos okupas los que crean un clima de inseguridad en el barrio. Los protagonistas de estas líneas lo explicaron a este medio hace semanas: apuntaron especialmente a los locales de Ca N'Oliva, forzados con violencia.
Desde una familia con niños pequeños hasta un número indeterminado de gente y de animales. Los espacios suponen un peligro para los vecinos por las actividades inciertas que en ellos se desarrollan: trapicheo de drogas, "camas calientes"....
Una nave industrial
La situación de las naves industriales situadas más allá de la rambla Prim también preocupa a los residentes.
Fiestas que se alargan días, incendios y desalojos por parte de los afectados, que cogieron las riendas del asunto.
"Criminalización de okupaciones"
Pero el fenómeno delictivo, lejos de unir al pueblo, ha provocado diferencias entre los habitantes de La Verneda.
La Asociación de Vecinos guardó silencio cuando este medio se puso en contacto con ella, pero publicó un comunicado el pasado 14 de enero, desvinculándose de la manifestación. En el documento difundido a través de las redes, la entidad aseguraba que la "línea discursiva de los vecinos dirigía la repulsa y criminalización contra todo tipo de ocupaciones de inmuebles, generalizando".
¿Diferencias entre okupaciones?
Para la asociación, una cosa son las okupaciones por emergencias económicas "que llevan a la gente a entrar en inmuebles cerrados por fondos buitre o bancos dada la situación insostenible de los precios de alquiler". Y otra, son las delictivas. "La única fuente", estas últimas, "de problemas de convivencia", sentencia el documento.
"No aceptamos la generalización hacia otras personas que, por su situación de precariedad, intentan sobrevivir sin hacer daño a nadie", se justificaron desde la entidad.
"Xenófobos" o "racistas"
La manifestación de este miércoles ha hecho que los vecinos se ganen calificativos como "xenófobos" o "racistas".
A pesar de todos sus avisos e intentos de desentenderse de cualquier ideología política, algo que los convocantes no pudieron controlar fue la asistencia, precisamente, de políticos. PP, Junts y VOX hicieron acto de presencia, pero los afectados se lo advirtieron: "La lucha es nuestra y no nos vinculamos con otro mensaje o discurso".
Más manifestaciones
"Vecino, no nos mires y únete. Queremos volver seguros a nuestras casas". Jesús hizo oidos sordos a la polémica suscitada por una acción vecinal que solo buscó llamar la atención del PSC de Jaume Collboni para encontrar soluciones a sus problemas. El hombre, de 78 años, desfiló por rambla Guipúzcoa, transmitiendo el mensaje.
No es la única manifestación. El grupo piensa seguir presionando al gobierno municipal de Barcelona con próximas protestas. "Hasta que vengan y nos hagan caso".
Una lucha desvirtualizada
Ya lo dijeron una vez: "Somos un barrio viejo". Y eran los mayores los que más se implicaron este miércoles en la lucha. Hombres que han visto cómo la degradación de un barrio afecta ahora a sus hijos y nietos. Mujeres que ya no se sienten seguras. Poco les influye la política a su edad, pero ahí estaban, megáfono en mano.
Por el momento, ya ha habido un acercamiento del gobierno municipal con el grupo. Y también han habido represalias: los vecinos de la comunidad de la calle Santander han amanecido este jueves con una defecación en la puerta de los contadores de agua.