Dice el refrán que nunca es tarde si la dicha es buena. Por ello, el barrio de La Bordeta, en el distrito de Sants - Montjuïc está de enhorabuena: después de esperar algunos años, llegan por fin los pisos sociales prometidos. Se trata de un edificio en la Avenida Carrilet donde están previstas 40 viviendas, 24 de las cuales serán de dos habitaciones y las 16 restantes, de una habitación. Las obras correrán a cargo de la unión temporal de empresas (UTE) Habitatges Carrilet, formada por las empresas Constructora d’Aro y Constructora del Cardoner. Las obras costarán al erario municipal un total de 6.704.925 euros.
Los pisos en la manzana denominada Quetzal (delimitada por la calle Quetzal, Riera Blanca y Avenida Carrilet, tras los bloques ya existentes de la rambla de Badal) llevan esperando casi un lustro. De hecho, las obras deberían haber comenzado el año pasado, pero el expediente se fue demorando y no fue hasta el pasado lunes 8 de julio la fecha en que se ha formalizado el contrato, que había sido adjudicado el 22 de mayo. Las actuaciones municipales, pues, se han acelerado de manera asombrosa y ahora hay 24 meses para terminar la obra.
Partiendo de contenedores marítimos
Las viviendas se construirán partiendo de la base de contenedores, cuyo formato permite una distribución racional del espacio, una de las apuestas que había realizado el anterior consistorio que presidía Ada Colau. “Se apuesta por el sistema constructivo de los contenedores marítimos al límite, proyectando los alojamientos buscando la máxima riqueza espacial interior (…) El diseño constructivo de este edificio de alojamientos se ha planteado con criterios de optimización económica, ecológica y temporal, sin renunciar a una calidad final. Las plantas destinadas a alojamientos se construyen mediante los contenedores marítimos, mientras que el equipamiento cultural/social se construye mediante un zócalo de estructura tradicional (losa y pilares de hormigón armado)”.
Según el Ayuntamiento, éste es el tercer proyecto denominado “de alojamientos de proximidad provisionales (APROP) de la ciudad, tras los del barrio Gòtic y La Llacuna, en Poblenou, cerca de la plaza de Glòries”. El del Gòtic fue la prueba piloto realizada en Barcelona para comprobar la viabilidad de este tipo de edificaciones. La experiencia fue positiva, por lo que el Ayuntamiento de Colau apostó por encargar al Institut Municipal d’Habitatge i Rehabilitació (IMHAB) más proyectos similares para cumplir sus compromisos electorales. Los proyectos, sin embargo, se demoraron en el tiempo durante años. Para el de La Bordeta, se convocó un concurso de ideas al que se presentaron 26 propuestas. Finalmente, los planos del edificio fueron encargados a los arquitectos Judith Crespo (del despacho F9), Oihana García (de Ojo Estudio) y César Vivas (de Vivas Arquitectos).
Diseño vanguardista
El edificio tendrá nueve plantas y cinco viviendas por planta. En las plantas baja y el primer piso, se ubicará un equipamiento cultural/social público, mientras que las plantas segunda a novena están destinadas a viviendas. El equipamiento social será un centro de barrio. Ahí se ubicarán “espacios polivalentes y salas para acoger diversas actividades, y un espacio familiar, destinado al apoyo, información y uso por parte de las familias y los niños”. También en la primera planta habrá espacios compartidos “para potenciar las relaciones, para crear el ambiente de comunidad, gracias a espacios con uso de cocina-comedor comunitaria, sala polivalente y una gran terraza exterior. Estos espacios compartidos se repiten en formato más reducido en cada planta gracias a la aparición de pasaderas y espacios para lavadoras compartidas y aparcamientos de bicicletas”, explica el voluminoso proyecto de la obra.
“El edificio se diseña y proyecta con el objetivo de crear espacios de relación, donde los usuarios tengan la posibilidad de apropiación de los espacios sin perder la privacidad de los alojamientos”, dice el proyecto. Todos los pisos dispondrán de una terraza de 9 metros cuadrados. Las superficies útiles de las viviendas serán de 56 metros cuadrados para los pisos de dos habitaciones y de 44 metros cuadrados para los de una sola habitación. El edificio incorpora protección solar gracias a un anillo de galerías, ventilación cruzada y reducción de pérdidas energéticas en fachadas y vidrios. Los pisos están orientados hacia el sur.
Para familias monoparentales
“El equipamiento público o centro de barrio y los alojamientos se relacionan mediante el jardín interior, ubicado en la parte posterior de la parcela. Es este patio el que permite la iluminación y ventilación de los espacios y la relación visual del mismo con las pasaderas destinadas a circulaciones del conjunto del edificio”, detalla el voluminoso proyecto del edificio.
Los destinatarios de estas viviendas son familias con informe favorable de la Mesa de Emergencia que están a la espera de vivienda definitiva. En la memoria del proyecto, a la que ha tenido acceso Metrópoli, se especifica que las viviendas irán destinadas prioritariamente a jóvenes con ingresos limitados, gente mayor con recursos limitados, contingentes especiales con ingresos familiares inferiores, personas con discapacidad y en situación de dificultades de acceso a vivienda y familias monoparentales (estas últimas tendrán la mitad de los pisos).