Barcelona está sucia y dejada. Son palabras del concejal de ERC, Jordi Coronas. El pasado domingo, 5 de septiembre, Metrópoli sacaba los colores al gobierno de Ada Colau sobre el abandono de Barcelona en un extenso reportaje titulado La basura se come Barcelona. Una parte del problema de la suciedad de la ciudad está en el barrio de Sant Andreu, donde un amplio grupo de vecinos se ha levantado contra el Puerta a puerta, el nuevo sistema de recogida de basuras que el área del concejal Eloi Badia, máximo responsable de la limpieza, quiere imponer. Por ahora, el resultado es claro: calles llenas de bolsas de basura sin recoger y protestas.
Sant Andreu es el segundo barrio de la ciudad en el que se pone en marcha el Puerta a puerta. La primera vez que se usó fue hace más de tres años, en 2018, en el casco antiguo de Sarrià. El sistema tiene un problema serio: muchos días decenas de bolsas quedan sin recoger frente a porterías y comercios, o en los alcorques de los árboles. Se trata de escombros en los que el reciclaje está mal hecho y los servicios de limpieza no se los llevan. "Cada dos por tres me encuentro bolsas en la puerta de mi tienda. Las cojo y las dejo en otro lado. No puedo hacer otra cosa", dice Maria, una comerciante. Hasta el Ayuntamiento admite que hay un problema con las bolsas abandonadas.
UN 30% DE LA GENTE NO HACE RECOGIDA
Los operarios municipales ponen a las bolsas un adhesivo con una cara enfadada y el mensaje Ara no. El martes, 7 de septiembre, no había que hacer un gran esfuerzo para ver los escombros. "Es así casi cada día. Hay gente que no hace bien el reciclaje y los escombros quedan en la calle. Da mala imagen y huele mal", dice un vecino, Xavier. En principio, las bolsas solo están unas horas en la vía pública y son recogidas por el siguiente turno de limpieza.
Las bolsas se pueden ver en calles como Major de Sarrià, Bonaplata, Clos de Sant Francesc y Paletes, entre otras. La situación es muy habitual. La asociación de vecinos de Sarrià fue una de los impulsoras de la recogida Puerta a puerta. "Hay un 30% de vecinos que no hace la recogida selectiva. Se trabaja con el 70% restante", explica la presidenta de la entidad Eva Ceano. Actualmente, alrededor de un 60% de la recogida que se hace en Sarrià es selectiva. Ceano añade que no se conforman con este porcentaje y que la intención es crecer. En orgánico se ha llegado al 90%, con porcentajes de impurezas únicamente del 2%. Los datos de cómo funciona el sistema en Sarrià se pueden consultar aquí.
Las cifras de Ceano sobre recogida selectiva coinciden con las municipales. Llama la atención, eso sí, que el reciclaje es menor en Sarrià que en Sant Andreu, donde es del 80%, según el Ayuntamiento. La diferencia se explica, en parte, por el número de bolsas abandonadas fuera del día o el horario de recogida, porque los recipientes no disponen de un chip o un sistema e identificación, es decir, es imposible saber quién incumple. La intención del distrito es iniciar este octubre una acción comunicativa dirigida a reducir la presencia de basura en la vía pública del casco antiguo de Sarrià, explican fuentes municipales.
El sistema que se puso en marcha en Sarrià es el de residuo 0, que consiste en que cada día se hace una recogida de residuos distinta –orgánica, sanitarios, reciclables (plástico y metales), rechazo, papel o cartón–, y ha conllevado la desaparición de los contenedores de la zona afectada salvo los del vidrio. Ceano corrobora que las bolsas en Sarrià no llevan chip. "No se pudo hacer. Faltaba la normativa de protección de datos", recuerda Ceano. Y es partidaria, para aumentar las personas que reciclen, de hacer pedagogía y dar incentivos, pero no de multar. No consta hasta ahora que el Ayuntamiento haya puesto sanciones ni en Sarrià ni en Sant Andreu.
El Puerta a puerta genera un trabajo extra a los vecinos, de obligado cumplimento. Por ejemplo, las latas y plástico se tienen que depositar en bolsas traslúcidas de color amarillo, mientras que los residuos sanitarios van en bolsas negras opacas que deben llevar una etiqueta que ponga Residuos sanitarios que se entrega en los puntos verdes. Las basuras se tienen que bajar entre las 20.00 y las 22.00 horas. El sistema también ha comportado cambios de vida en la gente. "Si sabes que ese día no hay recogida de orgánico, en casa no hacemos pescado, para evitar malos olores", cuenta Carme. Algunos, cansados ya del sistema por el reducido horario o si se van el fin de semana fuera, optan por depositar las bolsas en los contenedores tradicionales, fuera de la zona afectada.
MUCHO RUIDO POR LOS CAMIONES
Según la entidad vecinal, entre los problemas detectados que hay que resolver para mejorar el servicio figuran diferenciar los servicios de recogida Puerta a puerta y el de los comercios para reducir el número de bolsas en la calle. Ceano ve también necesario que los camiones de recogida sean eléctricos. "Ahora son camiones enormes y hacen mucho ruido". En principio, este problema quedará resuelto con la nueva contrata, que se pondrá en marcha la próxima primavera. La asociación de vecinos también cree que el sistema debe ampliar el ámbito territorial de aplicación, por encima de la plaza de la Bonanova. Ceano considera que si el sistema se hace en todo el barrio, los vecinos podrían implicarse más y los incumplimientos podrían desaparecer.
La defensa que la entidad vecinal hace del sistema Puerta a puerta no es compartida por la regidora de Barcelona pel Canvi y presidenta del distrito, Eva Parera. La edil muestra su enfado porque este agosto vio que los servicios de limpieza no recogían las bolsas y dejaban en ellas la pegatina. "Hacía calor. Podían ir jabalíes o ratas. Es una vergüenza. No es un sistema para una ciudad", subraya.
POCAS CALLES Y POCOS VECINOS
El consejero del distrito del mismo partido que Parera, Rodrigo Martínez-García, cita algunos de los inconvenientes, como el ruido de los camiones y la incomodidad de tener en casa basura acumulada durante días con "cuatro cubos". Para el representante de Barcelona pel Canvi, si en Sarrià los vecinos no se han quejado como en Sant Andreu es porque "el sistema se ha implantado en unas pocas calles y son pocos los afectados". Además, asegura que el Puerta a puerta es imposible que pueda funcionar en otros barrios de la ciudad con edificios con decenas de personas.
Para el concejal del PP, Óscar Ramírez, en Sarrià, a diferencia de Sant Andreu, el sistema "más o menos funciona". Eso sí, reconoce que siguen habiendo incidencias, como las basuras que dejan en la calle algunos vecinos incívicos. Ramírez defiende que los servicios de limpieza deben retirar también estas bolsas, a pesar de que el Puerta a puerta se haya hecho mal, porque se pueden generar malos olores y plagas. El edil añade que el sistema ha funcionado en Sarrià porque es un barrio pequeño, con poca gente. Y considera que no es trasladable a Sant Andreu. "El Ayuntamiento se precipitó y lo puso en marcha sin informar y sin preparación", dice Ramírez, partidario de que el sistema se pare y no se extienda a otras partes de Sant Andreu o a otros barrios de Barcelona, como Horta, donde está previsto.
150 KILOS DE ESCOMBROS POR VECINO AL AÑO
Según datos municipales, en 2020 de los 1.370.399 kilos de residuos, 786.802 fueron de recogida selectiva. A nivel individual, cada ciudadano del casco antiguo de Sarrià generó 150 kilos al año de escombros, de los que 88,96 fueron de recogida selectiva. En 2019, un año antes, en esta zona de Sarrià se originaron en 365 días 1.201.606 kilos, de los que 729.840 fueron de recogida selectiva. Cada vecino ocasionó en un año 135,87 kilos de basura, de los que 82,52 fueron de recogida selectiva.