Los vecinos de Sarrià que repudian a Gabriel García Márquez: “No me saludó nunca”
Algunos residentes rechazan poner una placa en recuerdo del escritor porque era "un maleducado" mientras otros señalan que era "la persona más agradable del mundo"
8 agosto, 2023 23:30Noticias relacionadas
García Márquez siembra la discordia en Sarrià. El escritor colombiano vivió seis años en el número 6 de la Calle Caponata, en el barrio de Sarrià, cuando el boom latinoamericano crecía en Barcelona al calor de Carme Balcells. Los vecinos del bloque donde residió Gabo debaten, desde hace décadas, si deben ponerle o no una placa de recuerdo en la fachada.
Los diferentes gobiernos municipales han intentado levantar una placa conmemorativa en recuerdo al autor. Sin embargo, un grupo de vecinos díscolos se ha interpuesto en el camino entre la ciudad y Gabo: para que se instale el recuerdo es necesaria la unanimidad de todos los residentes del bloque en el que habitó el Nobel. Desde hace décadas, tres vecinos han votado sistemáticamente en contra.
La calle Caponata es estrecha y los altos árboles que se levantan a través de su recorrido la vuelven sombría. Al llegar a la esquina en la que se encuentra el número 6, lo primero que se observa es la ventana en la que vivía el escritor. En los años setenta, desde la calle se podía oír el repiqueteo de su máquina de escribir, como un compás musical, a todas horas del día. En cambio, ahora las persianas están bajadas y se escucha el rugir de una máquina excavadora a pocos metros.
CRÍTICAS Y ELOGIOS
De los más de quince vecinos que conforman el edificio, tres han votado en contra del homenaje al Nobel colombiano. "A García Márquez no queremos ni verlo. Era un maleducado y por eso hemos votado que no", señala un hombre de edad avanzada que pasea junto a su mujer. "Durante seis años le dije muchas veces bon dia: nunca se dignó a contestarme. Después leí toda su obra y puedo decir que como escritor era magnífico, pero como persona dejó mucho que desear", concluye, alterado.
Sin embargo, otra residente, también de edad avanzada, clama que "Gabriel García Márquez es la persona más agradable que haya visto nunca en este edificio". La guerra está servida.
"Sólo se le critica por envidia o recelo: él fue muy simpático y muy generoso. A menudo le daba juguetes y libros a mis hijos, que tenían la misma edad que los suyos", señala la vecina, quien se empapa de nostalgia al recordar aquellos años. "No creo que puedas hablar con más gente sobre Gabo: aquí ya no queda nadie, todo el mundo ha muerto", lamenta.
Esta vecina también recuerda la partida de García Márquez en 1975. "La familia se fue sin avisar a nadie y ya no volvieron. Franco había muerto hacía pocas semanas y la última novela de Márquez, El otoño del patriarca, también trataba sobre la vejez de un dictador. Tenían miedo y por eso se fueron".
Los otros dos votos en contra de Gabo no responden a recelos personales, sino a la voluntad de los vecinos de preservar su intimidad. "No creo que por instalar una placa vinieran aquí hordas de turistas, pero es una decisión respetable", señala una transeúnte del barrio.
AQUELLOS AÑOS DEL 'BOOM'
A apenas veinte metros, en el número 50 de la calle Osi, se encuentra la que fue la vivienda de Vargas Llosa. En aquel entonces, los dos escritores aún no habían fraguado su archiconocida enemistad, que terminó con el ojo de García Márquez morado. En el inmueble tampoco hay ningún recuerdo del peruano, aunque, según La Vanguardia, se debe a que los vecinos no quieren ser relacionados con las "ideas políticas" del escritor.
Si bien el recuerdo al colombiano en el lugar donde residió sigue siendo inexistente, la ciudad ha levantado una biblioteca de 3.300 metros cuadrados con el nombre del autor. "Barcelona, por razones misteriosas, es la mejor ciudad para escribir; aparte de ser, para mi gusto, la mejor ciudad del mundo", solía decir Gabo en aquellos años del boom y de la gauche divine.