La misma semana que se ha celebrado el Día Mundial de la Tuberculosis (24 de marzo), en el Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) de Zona Franca, que depende del Ministerio de Interior, se han detectado dos casos. Un interino y un policía que no habían estado en contacto en ningún momento han desarrollado la enfermedad en las últimas semanas, aunque la noticia no se conocía hasta el pasado miércoles.
Fuentes de la Agència de Salut Pública de Barcelona (ASPB) aseguraban este viernes a Metrópoli Abierta que no se esperan nuevos casos, y explicaban que los motivos por los que se suele desarrollar esta enfermedad (hay quien puede ser portador pero no sufrirla) se deben, principalmente, a la pobreza, la insalubridad o la malnutrición. Es decir, las condiciones de higiene y alimentación son claves en su evolución.
CONDICIONES HIGIÉNICAS
Precisamente, las condiciones sanitarias del CIE son las que SOS Racisme han puesto bajo el foco. Su portavoz, Alba Cuevas, asegura que la noticia no les ha sorprendido y que, aunque ha habido mejoras, estos dos nuevos casos “demuestran que las condiciones higiénicas y de salubridad no son las adecuadas”.
Para ejemplificarlo, Cuevas sostiene que las habitaciones no se pueden ventilar con facilidad ya que las ventanas no se abren por una cuestión de seguridad, según les justifican desde el propio CIE. A priori, un simple hecho que puede ser esencial para evitar la propagación de esta u otras enfermedades que se transmiten a través del aire. Pero Cuevas va más allá.
La portavoz de la ONG considera que “la atención sanitaria que se ofrece en el CIE no responde a la cantidad de gente que hay”. Este centro situado en Zona Franca tiene una capacidad máxima de 210 personas y según la portavoz de la entidad, suele estar al 95%. “Tenemos muchas quejas por el tipo de atención”, sostiene.
En esta línea, Cuevas sostiene que, desde hace tiempo, una de las principales demandas de SOS Racisme es traspasar la atención sanitaria que se ofrece en este tipo de centros (hay 8 a nivel estatal) a manos públicas ya que ahora la gestión recae en una empresa privada. Además, desde la organización se señala que el chequeo que se realiza a los nuevos internos “es muy básico: se les comprueba las frecuencias vitales y se les pregunta si han sufrido alguna enfermedad”. Personas que en muchas ocasiones llegan a España dejando tras de sí situaciones de pobreza donde este tipo de enfermedades son más habituales.
UNA MUERTE EN 2012
Los dos casos de tuberculosis detectados en el CIE de Zona Franca se suman al brote registrado en 2013 y que SOS Racisme ya puso en conocimiento de la ASPB. Un organismo que como explica Cuevas, no tienen más potestad que el de presionar para mejorar la calidad sanitaria del centro y coordinar actuaciones sanitarias como la de esta semana. Además, como recuerda la portavoz de SOS Racisme, en enero de 2012 falleció un ciudadano armenio por una complicación cardiorespiratoria y, en 2011, murió otra interna en el CIE de Madrid por meningitis. Dos muertes que se produjeron “por mala asistencia médica”, según la activista.
Por su parte, fuentes del Cuerpo Nacional de Policía destacan que ninguna de las dos personas que ha desarrollado la tuberculosis estuvo en contacto directo y enfatizan que el interno, de origen centroafricano, ya llegó al CIE con la enfermedad. “En el CIE hay servicio médico y un control permanente”, sentencian. Y añaden las mismas fuentes: “Somos los principales interesados en evitar este tipo de consecuencias”.