Una redada antidroga muestra el drama de El Raval
Una turista que ha vivido dos seguidas en diez días, el casero del piso que estaba ocupado, un vecindario cada día más harto…
25 enero, 2018 21:04Noticias relacionadas
“¡Llegué a Barcelona el día 15, y ya es la segunda vez que me pasa esto!”, comentaba Jackie, una turista inglesa indignada porque el guardia urbano no le dejaba acceder a su calle. “Estoy harta, me voy a ir de aquí”.
No la dejaba pasar el agente porque ella no sabía cuál era el número de su finca, y tratándose como se trataba de una redada antidroga en toda regla, sólo franqueaba la línea a quien pudiese acreditar con su documentación que vivía allí o, como en el caso de la turista Jackie, le diese bien los datos a fin de poder acompañarla hasta su casa. Pero esta es otra historia, ya hablaremos de ella al final.
Lo cierto es que esta tarde, el problema con el que se ha encontrado Jackie por segunda vez en su hasta ahora breve estancia en Barcelona no es otro que un operativo conjunto antidroga de Guardia Urbana y Mossos d’Esquadra en la calle de Los Salvador, una pequeña callejuela colindante a la Ronda Sant Pau y tocante a la calle de San Antonio Abad y a la de la Cera, en el barrio del Raval. Como resultado, y a falta de confirmación oficial, han sido detenidos cuatro personas de origen latinoamericano (bolivianos, según un testigo) por tráfico y posesión de drogas en los Bajos del Nº 5, un piso ocupado y en el que ya se sospechaba que se vendían estupefacientes, principalmente heroína.
A las 16:30, una decena de agentes antidisturbios han irrumpido en la vivienda y han tirado abajo la puerta con un ariete. Tras practicarse las detenciones, el operativo ha acabado unas tres horas después. “Hemos dejado salir del piso a algunos que estaban fumando marihuana”, se le ha escapado a un urbano, mientras sus compañeros (al menos un furgón, cinco patrullas y cuatro motos) acordonaban las dos puntas de la calle impidiendo que entrase nadie. Ni siquiera la pobre Jackie, que empezaba a estar ya algo desesperada. Seguía sin poder darle al agente el número de su finca porque no se acordaba y, peor aún, cuando miraba su móvil para saber dónde la había ubicado Airbnb, resultaba que le ponía la calle y el piso… ¡pero no el número! El agente, erre que erre, que no pasas hasta que me lo digas; Jackie que llama a un teléfono y pone mala cara, porque tampoco saben darle respuesta adecuada.
Total que Jackie se ha tenido que esperar al otro lado de la cinta, junto a los periodistas y a los numerosos transeúntes que se han ido agolpando conforme pasaban los minutos. Al final, cuando el furgón ya se ha llevado a los detenidos (por la otra punta de la calle), se ha permitido el paso a la susodicha calle de Los Salvador quienes, según reza en la placa, fueron afamados botánicos allá por el siglo XVII y a quienes se les dedicó en su día la callejuela. Seguramente nunca habrían imaginado que ésta se acabaría convirtiendo en un centro de tráfico de drogas del barrio...
UN PROBLEMA QUE VA A MÁS
Mientras esperaba a que el agente de la Urbana le franquease el acceso a la calle, a este periodista le han preguntado no menos de diez personas qué ocurría para, al cabo, recibir la misma respuesta “¡Ah, drogas! Nada nuevo. Pensaba que había habido un asesinato. No es la primera redada ni será la última”, ha dicho un hombre de aspecto indio. A partir de ahí, un continuo quejarse de más vecinos, porque no es tan solo en la calle de Los Salvador, sino en otras de más al lado, convertidas en los últimos tiempos en un mercado de compra-venta de drogas. “Aquí cada día es más difícil vivir”, ha criticado uno de los vecinos. “Nosotras nos vamos ahora para un barrio de Hospitalet, y le puedo asegurar que allí es la misma historia”, ha apuntado por su parte una señora, acompañada de dos amigas.
“Este es un problema que va cada vez a más. En algunos barrios de Barcelona es la ley cotidiana, y a este paso no sé cómo vamos a seguir viviendo con normalidad”, me ha explicado un señor, que luego ha resultado ser el casero del piso que, mientras hablábamos, precintaban dos Mossos cubiertos con un pasamontañas. "Ahora, a esperar al cerrajero. ¡Dime tú cómo voy a alquilar el piso ahora! No pagaban y tenían orden de desahucio, pero pasaban. Tengo otro aquí al lado, en la calle Cendra, que también va a ser difícil alquilar, porque allí también venden droga. En fin…”
Por cierto. Si se han quedado con las ganas de saber en qué número del carrer dels Salvador estaba hospedada Jackie, se lo cuento ahora: el Nº 5. ¡Pero no en los Bajos, eh!