La inseguridad en las zonas de ocio nocturno de Barcelona se ha convertido en una estampa habitual. Las escenas violentas se encadenan noche tras noche en la capital catalana y las tragedias son una realidad. El caso de Mamadou Haidara, el hombre que murió en las inmediaciones de la discoteca Razzmatazz tras una pelea el pasado 8 de febrero, trae a colación otro problema: la situación de vulnerabilidad en la que se encuentran los trabajadores del sector nocturno.
Sin ir más lejos, esta misma discoteca de Poblenou, Razzmatazz, decidió hace poco poner escoltas a su plantilla, según ha adelantado Crónica Global. Al parecer, se trata de una protección temporal para que alguien acompañe a los trabajadores hasta las paradas de transporte público (metro, tranvía o bus) o hasta sus vehículos, y así puedan volver sanos y salvos a casa.
BANDAS PELIGROSAS FUERA DEL LOCAL
La decisión de escoltar a los trabajadores llega con la proliferación de bandas de distintas nacionalidades que se juntan en las inmediaciones de la sala para sacar provecho de los usuarios que, en muchas ocasiones, van borrachos. Entonces, una vez fuera, algunos aguardan para robar cuando pueden. Con violencia o sin. Algunas veces a fiesteros, otras a trabajadores.
Como los hurtos y las intimidaciones suceden fuera del local, muchos de los sucesos no son grabados por las cámaras de seguridad. Por ejemplo, el de Mamadou Haidara. Según ha señalado el gerente Lluís Torrents, las cámaras no captaron los hechos. “Cuando vimos la agresión en la calle avisamos a una ambulancia porque el hombre estaba inconsciente y con heridas en la cabeza. El joven murió en el hospital al que fue trasladado”, ha detallado.
La inseguridad es ya el gran lastre de Barcelona, tal como desveló Metrópoli Abierta. La evidencia es tal que el propio Ayuntamiento que dirige Ada Colau tuvo que admitirlo después de presentar los números extraídos de su barómetro semestral. La inseguridad encabeza el ranking de preocupaciones para los barceloneses con un a 21 %.