2019 ha sido un año negro en homicidios en Barcelona. La anualidad se cerrará con 17 muertes violentas en la capital catalana. La cifra es la más alta de la década con excepción de 2017, un año en el que se produjeron 28 fallecimientos a causa del atentado yihadista de la Rambla, e iguala el número de víctimas mortales de 2011. Respecto a 2018, el incremento es notable, ya que se pasa de 10 a 17.
El primer homicidio tuvo lugar el 9 de febrero. Fue a las puertas de la discoteca Razzmatazz a raíz de una pelea. Como consecuencia de una pelea con un grupo de paquistaníes, un joven de 23 años originario de Mali perdió la vida. Los Mossos relacionaron el caso con una posible disputa por drogas, aunque por ahora no ha trascendido que hayan habido detenciones. La segunda muerte violenta llegó el 17 mayo. Ese día, un hombre fue acribillado a balazos en el interior de un piso de la calle del Comte d'Urgell. El asesinato se vinculó a un ajuste de cuentas por tráfico de drogas y, de momento, el homicida sigue en libertad.
GOLPE EN LA CABEZA TRAS UN TIRÓN
Pocos días después, el 21 de mayo, una joven de 17 años fue hallada muerta en el interior de un bar de la avenida de Mistral con varias heridas de arma blanca. La policía arrestó a un marroquí de 30 años. La chica se discutió con su pareja en la calle y se refugió en el establecimiento, en el que acabó falleciendo. Supuestamente, víctima y verdugo no tenían relación entre ellos.
Con la llegada del verano fue asesinada la cuarta persona. Se trata de una alto cargo del gobierno de Corea del Sur, de 65 años. La mujer sufrió un robo mediante el método del tirón en el barrio de Diagonal Mar y cuando cayó al suelo se golpeó la cabeza. Tres días después del asalto, la víctima falleció en el Hospital del Mar. Era el 27 de junio. El autor del crimen todavía no ha sido localizado.
Sin duda, los meses de julio y agosto han sido los más negros en muertes violentas. El 6 de julio, un encapuchado irrumpió en la peluquería Spejos del paseo Manuel Girona, en el distrito de Sarrià-Sant Gervasi. La dueña del comercio vio al hombre, armado con una pistola, y se escondió en en el interior del establecimiento. Sin embargo, en ese momento también se encontraba en el lugar el marido de la peluquera, que recibió cinco disparos, dos de ellos letales. Tras seis meses, el crimen sigue sin resolverse.
PELEA EN UN LOCUTORIO
Sin apenas tregua, cuatro días después, el 10 de julio, una pelea en el interior de un locutorio del Eixample finalizó con un trágico final. Uno de los implicados murió apuñalado por otro de los participantes en la pelea. En esta ocasión, la policía catalana detuvo a las personas implicadas, un hombre y una mujer, y atribuyen el móvil del crimen a una disputa sentimental.
El 12 de julio, un hombre de 36 años fue tiroteado en la plaza de Prim, donde se encuentra el restaurante Els Pescadors, en pleno barrio del Poblenou. La víctima, que llevaba 3.500 euros encima, recibió cuatro impactos de bala. El asesino huyó del lugar de los hechos en un patinete eléctrico y sigue libre.
El mismo mes de julio, el día 25, un hombre de nacionalidad marroquí murió acuchillado en la plaza de Folch i Torres, en el Raval. El autor del homicidio consiguió darse a la fuga con la plaza llena de gente, sin que la policía lo localizara en los días posteriores. Finalmente, el autor confeso del crimen se entregó voluntariamente a la policía 11 días más tarde, sin que trascendiera el motivo que le llevó a apuñalar a su víctima.
Tres días más tarde, en el Port Olímpic, tuvo lugar uno de los crímenes más brutales del año. Un joven chino de 25 años recibió una paliza de un grupo de hombres de la Europa del Este. El muchacho falleció ese mismo día como consecuencia de los golpes. Por ahora no se han producido arrestos pese a que el ataque fue grabado por las cámaras de seguridad.
UN AGOSTO SANGRIENTO
Durante agosto se produjeron cinco muertes violentas en la ciudad. El día 8, un hombre murió durante una pelea en la plazoleta del Comerç, cerca de Arc de Triomf (Ciutat Vella). El individuo recibió un botellazo durante la reyerta, que se produjo en las inmediaciones de un centro de drogodependencia. Los implicados, tres hombres que conocían a la víctima al ser todos ellos usuarios del centro, fueron detenidos por los Mossos d'Esquadra.
El 12 de agosto, la policía catalana encontró el cadáver de una mujer de nacionalidad sueca en el paseo de Can Tunis (Sants-Montjuïc). Los agentes la hallaron semidesnuda, con claros signos de violencia. Tampoco trascendió la causa de su muerte ni se consiguió localizar al autor o autores del crimen.
El 16 de agosto, un hombre de origen dominicano murió como consecuencia de un apuñalamiento en el barrio de Vilapicina (Nou Barris). El hombre, de 47 años, recibió varias heridas de arma blanca durante una reyerta en la calle. Por ahora, tampoco se ha producido ninguna detención ni ha trascendió el motivo de la pelea.
El 25 de agosto, un matrimonio de ancianos, de unos 75 años cada uno, fue hallado muerto en su domicilio de la Bordeta. Aunque en un principio se especuló que podía tratarse de un caso de violencia de género, esta hipótesis quedó descartada. Ambos fueron acuchillados por un asesino que sigue huido. Uno de los aspectos que más llama la atención de este doble homicidio es que la cerradura de la casa no fue forzada.
APUÑALADA POR UN MÓVIL
El mes de septiembre tampoco empezó bien. El 4 de septiembre, una joven de 26 años murió tras recibir una puñalada mortal en el pecho en un bar de copas del Port Olímpic. El motivo del homicidio fue el robo del móvil. En el asesinato se vieron implicados dos jóvenes. Uno de ellos se entregó días después a los Mossos y el otro -el presunto autor material- se suicidó cuando estaba cercado por los policías en un domicilio de Sant Adrià del Besòs el 27 de septiembre.
Durante el último trimestre del año, los homicidios han ido claramente a la baja en Barcelona. Las dos últimas muertes violentas de las que se tiene constancia son un hombre que apareció fallecido en su casa en el distrito de Sant Andreu con signos de violencia el 17 de noviembre y el joven de 19 años que fue apuñalado en el Pou de la Figuera, en el distrito de Ciutat Vella, el 13 de diciembre.
En el caso de Sant Andreu, los Mossos abrieron una investigación para aclarar el motivo de la muerte sin que por ahora haya trascendido la causa ni si se han producido detenciones. En cambio, sí que fue arrestado el presunto autor de la muerte del Pou de la Figuera, un argelino de 25 años.