Rosa Peral, exagente de la Guardia Urbana acusada de asesinar a su pareja, afronta los últimos días previos al juicio en la Audiencia de Barcelona que arrancará el 31 de enero. La expolicía, en prisión preventiva desde 2017, pide un juicio justo y objetivo y niega haber matado a Pedro Rodríguez, compañero en el cuerpo, con quién tres días antes pasó un fin de semana romántico.
Albert López, también exagente de policía municipal, es el otro sospechoso de terminar con la vida de Rodríguez y acompañará a Peral en el banquillo de los acusados. En una entrevista desde prisión para Catalunya Ràdio, Peral define a López como un "psicópata, un acosador, un narcisista y una persona muy violenta". "Se volvía loco si no contestaba al móvil", afirma.
UN TRIÁNGULO AMOROSO INVENTADO
Peral niega el triángulo amoroso entre los tres implicados en el caso y mantiene que había recuperado el equilibrio familiar y sentimental con su pareja. La acusada señala que López asesinó a Rodríguez en su casa con una hacha y que el "instinto" la empujó a subir a la planta de arriba para proteger a sus dos hijas pequeñas.
Tras el presunto asesinato, Pedro le dijo a su amante que le ayudara a limpiar el lugar. "No preguntes nada, no vayas a los Mossos y haz vida normal. Si no, tus hijas saldrán perjudicadas", amenazó el policía, según el relato de Peral. La exagente de la Guardia Urbana ve con buenas señales que los miembros del jurado popular que dictaminarán el veredicto de culpabilidad o inocencia visiten su casa porque "entenderán muchas cosas".
'PENSÉ QUE ME QUERÍA QUEMAR'
Peral asegura que ese mismo día Rodríguez la obligó a llevar su coche hasta el pantano de Foix, que desconocía que en el interior se encontrara el cuerpo de la víctima y que temió por su vida. "Cuando vi a Albert bajar del coche con dos bidones de gasolina pensé que me quería quemar y me fuí corriendo. No sabia que en en el coche estaba el cuerpo de Pedro", sostiene.
Según la investigación, Peral y López llevaron a cabo juntos el asesinato de Pedro y trasladaron el cadáver en coche hasta el pantano donde quemaron el vehículo. La acusada admite que esperar varios días para dar su versión de los hechos a los Mossos fue un error y que, si no lo hizo antes, fue por miedo a las amenazas de Albert.
CRÍTICAS A LA INSTRUCCIÓN DEL CASO
La acusada del crimen de la Guardia Urbana critica la instrucción del caso y no entiende porqué el juez no atendió su petición de analizar la sangre que había en la toalla que los investigadores encontraron en la ropa sucia. Solo se han hecho pruebas de ADN que concluyeron que era de ella y de la víctima. Peral remarca que la sangre es suya, de la regla. El juez de la Audiencia ha autorizado a que se analice la sangre.
La expolicía también reprocha que el magistrado no admitiera hasta ocho meses después el visionado de las imágenes de las cámaras de la calle para seguir el trayecto de su casa al pantano de Foix. "Cuando accedimos a las imágenes ya se habían borrado. Me sorprende que el juzgado tarde tantos meses a concretar una gestión como esta", concluye.