El pasado lunes, sobre las tres de la tarde, una bici aterrizó en el balcón de un piso de Ciutat Vella. Alarmado por el ruido, David se acercó a la pequeña terraza de la vivienda que estos días ha estado cuidando para unos amigos. Un hombre con el rostro tapado con un casco de bicicleta y una bufanda trataba de llegar a su balcón huyendo, al parecer, de la humareda que salíar del tercer piso, en la calle Portal Nou del barrio de Sant Pere, Santa Caterina i la Ribera.

Al tender su mano para ayudarlo a bajar, David recibió una violenta patada. El misterioso ciclista se precipitó hasta el siguiente balcón y, de éste, al suelo, siguiendo con su desesperada fuga en bici. Una hora más tarde, agentes de la Guardia Urbana arrestaban a un hombre en la plaza Sant Jaume, tras apuñalar y herir de gravedad a un funcionario del Ayuntamiento de Barcelona.

La policía sospecha que el detenido es el mismo hombre que provocó el incendio en Portal Nou y que mató a un hombre cuyo cadáver apareció después que los bomberos sofocaran las llamas. Además, el ciclista, de nacionalidad sueca, podría estar relacionado con un segundo homicidio de una mujer mayor, ocurrido a las cuatro de la tarde en el mismo barrio, a 550 metros, en la calle Arc de Sant Vicenç.

LA VÍCTIMA TENÍA UNOS 40 AÑOS

Más de 24 horas después del incendio, la escalera del número 25 de la calle Portal Nou aun olía a quemado. Ninguno de los cinco vecinos de este antiguo edificio consultados por este medio conocía al hombre supuestamente asesinado. "No tengo ni idea de quién era, solo lo veía cuando tendía la ropa", comenta uno de los residentes, que evita dar su nombre. Las manchas negras de la cocina revelan que el fuego, presuntament provocado, alcanzó también su piso. La supuesta víctima tenía alrededor de 40 años y este vecino dice haberlo visto acompañado de una chica.

ocina quemada en el piso de encima de la vivienda donde vivía la víctima en el Portal Nou.



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La media docena de agentes de paisano que el lunes por la tarde subían y bajaban por la escalera hicieron sospechar a José, de 33 años, que no se trataba de un incendio más. Describe un barrio "un poco inseguro", pero rechaza que los frecuentes tirones de bolsos y robos de móviles tengan alguna relación. "Es un hecho aislado. Esto puede pasar aquí y en cualquier lugar", dice quitándole hierro.

INSEGURIDAD ENQUISTADA

Las dos muertes de este lunes han vuelto a poner sobre la mesa la inseguridad denunciada por los vecinos. En una pastelería, a unos 20 metros del portal, junto a su hijo pequeño, Sílvia Sola expresa un sentimiento compartido por la inmensa mayoría de vecinos de la zona, hartos de los numerosos robos y atracos en la calle, especialmente en verano. "Esto es increíble, a mí me han robado cuatro veces, sin darme cuenta", explica.

El supuesto asesino bajó tres plantas cargando una bici y dañando las terrazas.



"¿Que quieren? ¿Qué vayamos armados por la calle?", se pregunta Luis, dueño de un bar de copas cercano, que señala la "plaza negra" –los Jardines del Forat de la Vergonya– como el lugar de concentración de diversos carteristas. También lo hace Sílvia y Maria, que este martes ha acompañado a su novio a visitar al abuelo de éste, vecino del hombre supuestamente asesinado. "Si mis clientes salen a fumar con el móvil, les roban", se queja Luis, quien cree que el Ayuntamiento no actúa con la suficiente dureza con los ladrones que actúan en el barrio.

550 METROS DE DISTANCIA

La calle Arc de Sant Vicenç es una callejuela de apenas dos metros de ancho, ubicada a unos 550 metros del piso donde el lunes apareció el cuerpo de un hombre. En el vestíbulo del número 3, Luca encontró otro cuerpo sobre las 16.00, en este caso, de una mujer de unos 70 años, vecina del inmueble.

Una mujer mayor apareció muerta en el vestíbulo del número 3 de la calle Arc de Sant Vicenç.



"No tenía nada, su marido murió el año pasado", explica. Los mossos creen que las dos muertes podrían ser obra del mismo hombre. La mujer, dice Luca, tenía varios golpes en la cabeza, lo que demostraría una agresión que le podría haber provocado la muerte. Este vecino pide la instalación de cámaras en la calle, por la que pasan corriendo muchos de los ladrones que actúan por la zona.

ATRACO Y PUÑALADA

En el cristal de la puerta del Col·legi de Diseny Gràfic de Catalunya aun hay restos de sangre. La tarde del lunes, pasadas las 16.00, unos metros antes, dos hombres forcejearon dando golpes contra las paredes del estudio, en la estrecha calle Paradís. La policía cree que uno de ellos era el misterioso ciclista, que terminó su sangriento recorrido en este callejón, a unos pasos del Ayuntamiento de Barcelona y del Palau de la Generalitat.

Restos de sangre en la calle Paradís.



El otro hombre era un funcionario del consistorio, que al salir de unas oficinas municipales cercanas recibió una puñalada en el pecho cuando el detenido intentaba robarle. Una segunda persona recibió heridas leves al intentar defender a la víctima.

UN ATAQUE INSÓLITO

Los diseñadores Leonardo y Rosa se mostraban este martes sorprendidos por el suceso. "Aquí habitualmente actúan los carteristas contra algún turista incauto, pero poco más", alerta Rosa. Leonardo cuenta que el agresor resbaló al pasar por delante de la puerta y dejó marcada la puerta con sangre. 

Calle Paradís, donde un funcionario del Ayuntamiento recibió una puñalada.



Calle Paradís abajo trabaja José Manuel quien denuncia los continuos robos de móviles por parte de jóvenes de origen extranjero. "Esto es una zona sin ley", se queja. Un vigilante de seguridad de un edificio histórico corrobora el carácter cotidiano de estos robos. "En verano es diario, han intentado robar a dos compañeros", comenta. 

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