Robar en el metro de Barcelona resulta muy rentable para los centenares de carteristas que actúan en el suburbano. Cuando son sorprendidos por los vigilantes de seguridad o policías de paisano, los ladrones abonan con facilidad las multas de apenas unos centenares de euros, la sanción prevista para el delito de hurto. Un pequeño botín que consiguen fácilmente en una mañana de faena entre vagones. 

La Ley prevé penas máximas de tres años de prisión para el hurto. Si la cantidad robada es inferior a los 400 euros, las penas se reducen a multas de uno a tres meses al considerarlo un delito leve de hurto. Solo si el ladrón tiene condenas previas por reincidente se enfrentará a un máximo de tres años de cárcel. En la práctica, esto se traduce en un flujo continuo de carteristas que, si son detenidos, regresan a los andenes a los pocos días o incluso horas después.

'PATRULLAS CIUDADANAS'

Envalentonados, los rateros no dudan en agredir y amenazar a cualquier persona que les señale e identifique. Su principal enemigo son las autodenominadas Patrullas Ciudadanas, grupos de personas que los denuncian públicamente. Al principio, los ladrones se alejaban a regañadientes del lugar cuando estos grupos les delataban delante de los pasajeros. Ahora, los carteristas ya no retroceden a la primera de cambio y defienden con uñas y dientes su territorio con amenazas e incluso golpes, como los que propinaron dos carteristas a una mujer este jueves en la estación de paseo de Gràcia

"Nunca tienen antecedentes, todo queda en faltas leves. Una multita que la pagan robando carteras", denuncia Eliana Guerrero, creadora de Patrulla Ciudadana BCN. Esta mujer constata que el nivel de agresividad entre los carteristas ha crecido. Lo demuestran las decenas de denuncias que estos ciudadanos ponen a diario contra los rufianes por agresiones y amenazas. 

DENUNCIAS 

En enero, miembros de esta patrulla asistieron a ocho juicios. "Hay que poner denuncia siempre. Así les ponemos el farolito", explica Guerrero, que tiene seis casos pendientes de denunciar. Estos grupos conocen los nombres y apellidos de los ladrones y utilizan fotografías y vídeos  que capturan en el momento de la agresión o amenaza para apoyar sus denuncias ante los Mossos d'Esquadra.

Los cuerpos policiales y la Generalitat nunca han visto con buenos ojos a estas Patrullas Ciudadanas y desaconsejan sus acciones por la peligrosidad que conllevan. En Barcelona, los hurtos cayeron un 1,2% en 2019, aunque la presencia de carteristas en el metro es diaria. El 70% de las víctimas de hurto son barceloneses, mientras que el 30% son turistas. El pasado 30 de enero, tras la última Junta Local de Seguridad, el conseller de Interior, Miquel Buch, señaló en unas polémicas declaraciones que si los ciudadanos se "autoprotegen" más, los hurtos se reducirían más.

POCA INVERSIÓN EN SEGURIDAD

Guerrero reprocha a Transports Metropolitants de Barcelona (TMB), el operador de metro y autobús en la ciudad condal, una falta de autocrítica en materia de seguridad. "Es necesario más inversión y más vigilancia en las estaciones", señala.

Koraima, la mujer agredida el jueves, forma parte de una patrulla ciudadana. Tras el ataque, en el que recibió una lluvia de golpes por parte de un hombre y una mujer, se encuentra de baja laboral. Tras el incidente, los carteristas se marcharon sin más consecuencias.

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