La Urbana desaloja por segunda vez el asentamiento de filipinos del Poble-sec
Se trata de un solar de propiedad privada que lleva 'okupado' más de cuatro años
27 abril, 2021 11:50Noticias relacionadas
La Guardia Urbana desalojó este lunes, 26 de abril, a 14 personas de un solar privado de la calle de Blesa del Poble-sec. El Ayuntamiento de Barcelona ha confirmado la actuación policial llevada a cabo poco antes de las ocho de la mañana a Metrópoli Abierta. Ha alegado que el desahucio se produjo por las condiciones de infravivienda en las que vivían los residentes.
Este desalojo es el segundo que realiza la policía local en esta ubicación en menos de dos meses. El pasado mes de febrero agentes de la Urbana y Bomberos de Barcelona llevaron a cabo el desalojamiento de un grupo de personas después de que este medio denunciara las condiciones de insalubridad e infravivienda en las que se vivía en su interior.
UN SOLAR POLÉMICO
Fuentes del consistorio han explicado que al lugar también se desplazaron servicios sociales municipales con tal de atender a los ocupantes del solar. Esta actuación también se produjo en el anterior desalojo, aunque pocos días después los mismos residentes volvieron a okupar el espacio, propiedad de Solvia. Tal y como se puede ver en la fotografía a la que ha tenido acceso este medio, los efectivos policiales arrancaron las vallas de metal que delimitaban el espacio, con el objetivo de que no se vuelva a producir un nuevo asentamiento.
El antiguo solar de Contratas y Obras Empresa Constructora S.A., situado en el número 1 de la vía, en la falda de Montjuïc, era un auténtico poblado de personas de origen filipino. Este medio tuvo la oportunidad de entrar cuando todavía estaba en activo y comprobó las condiciones infrahumanas en las que vivían una veintena de residentes.
CONDICIONES MISERABLES Y PELIGRO VECINAL
Tal y como se puede ver en la fotogalería publicada por este digital, los indigentes malvivían en condiciones pésimas. Además, al no disponer de luz ni agua, se veían obligados a cocinar en pequeñas barbacoas, que suponían un peligro para sus habitantes y los edificios colindantes. El pequeño asentamiento tampoco disponía de lavabos, lo que propiciaba unas severas condiciones de insalubridad.
En el espacio, de casi 200 metros cuadrados, que a día de hoy sigue a la venta, tenía chabolas realizadas a base de ruinosas construcciones hechas a mano con objetos y materiales encontrados en la calle.