El pasado jueves Diego Simón (43 años) veía la televisión sentado en su sofá cuando uno de sus hijos entró en casa avisando que salía humo de la casa de Paco, su vecino. Sin pensárselo un segundo, saltó de la butaca y salió corriendo hasta el inmueble donde se encuentra la vivienda del hombre, ubicada en el número 19 de la calle Sant Antoni. Más tarde, los bomberos encontraban el cuerpo sin vida de Paco que rondaba los 50 años.
El edificio, de dos plantas y con seis viviendas, estaba lleno de humo. Él fue el primero en acceder junto a otro hombre. Segundos después se unía un guardia urbano de L'Hospitalet de Llobregat fuera de servicio. Los tres hombres aporrearon las puertas de los vecinos y les avisaron para que salieran por su propia seguridad.
BEBÉ EN BRAZOS
"Aun me duele la muñeca de los porrazos que le di", comenta Diego en conversación telefónica con Metrópoli Abierta. La alcaldesa de L'Hospitalet, Núria Marín, se hacía eco en las redes sociales de la actuación del policía, pero olvidaba el papel de Diego, que junto al urbano sacaron a una anciana de 86 años, la última persona en abandonar el edificio. "Quería coger algunos objetos, pero se lo impedimos y bajamos con ella hasta la calle".
Antes, en uno de los pisos, se encontró a una mujer de unos 30 años con un bebé en los brazos. "Lo cogí en brazos, bajé corriendo y se lo di a mi mujer", recuerda. Su madre seguía sus pasos instantes después. En total salieron media docena de personas. El policía sufrió heridas en el pie tras varios intentos de tirar abajo una de las puertas.
POSIBLE SUICIDIO
El incendio tuvo lugar entre las 18.15 y las 18.30 horas. Diego está convencido de que Paco se suicidó. "Hacía meses que lo iba diciendo en el bar. Son esas cosas que escuchas, pero que no te acabas tomando en serio. El día antes de su muerto, el hombre volvió a lanzar el advertimiento en voz alta en medio del bar. Tenía una hermana y su madre vive en una residencia.