C.C.G. tenía una vida feliz. Llevaba 15 años compartiendo piso con un amigo en Cardedeu, trabajaba de limpiador en el Grupo Arena y disfrutaba charlando con los clientes de la discoteca. Hasta que llegó la pandemia del covid-19. Durante el último año se dejó llevar por lo que leía en grupos negacionistas de Telegram y lo que oía en vídeos antivacunas colgados en YouTube. Tras recibir el aviso del departament de Salut para la primera dosis, rechazó ponérsela. A principios de julio se contagió y un mes más tarde, el 16 de agosto, falleció en el Hospital Clínic de Barcelona. Tenía 58 años.
Después de morir, el Grupo Arena confirmó la triste noticia con varias publicaciones, en sus historias de Instagram, dirigidas a sus habituales. Uno de ellos, el compañero de piso de C.C.G., todavía consternado por la pérdida de su amigo, se ha puesto en contacto con Metrópoli para denunciar las fake news sobre el covid-19, que se extienden en plataformas de internet, a las que acusa de su fallecimiento. “Cada noche, antes de ir a dormir, miraba vídeos de YouTube sobre los peligros de las vacunas, si tenían un chip… También estaba en grupos de Telegram que comparten noticias falsas. No entiendo por qué no eliminan todo eso y los multan, por culpa de ellos murió mi amigo”, lamenta.
“Era un buen hombre que se dejó llevar por todas esas mentiras. Tampoco quería llevar la mascarilla por obligación”, asegura. “Se pasaban vídeos entre vecinos y amigos, decían que el covid no existía. A mí me llegó a decir que no me vacunase, y que si lo hacía él sabría cómo actuar”, mantiene el compañero de piso. Y al final fue él mismo quien se infectó. Permaneció encerrado en su habitación e intentó mantener la distancia, asegura. Pero al poco C.C.G. también dio positivo. El día 12 de julio acudió una ambulancia a su domicilio y se lo llevaron al Hospital de Granollers, donde le hicieron varias pruebas. Horas más tarde, por la noche, se lo llevaron al Clínic y lo ingresaron en la UCI.
ASÍ LO VEN SUS VECINOS
Una vecina del mismo edificio afirma que, antes del ingreso, llevaba varios días con malestar. “Le dije que fuese al médico porque tenía mucha tos, pero él decía que era solo un resfriado”, recuerda. “Al final se lo llevaron al hospital con covid. Le habían llamado para la vacuna pero no quiso. Siempre dijo que no se iba a vacunar, que no estaba de acuerdo”, cuenta a este diario antes de añadir: “Yo ya me he vacunado, pero por aquí hay varios que no quieren”.
En el mismo vecindario hay otra mujer que lamenta lo ocurrido con C.C.G., aunque ella también rechaza la vacuna. “Evidentemente que no me la he puesto. Estoy jubilada y mientras pueda elegir, no lo haré”, expresa. Y censura también a los vecinos que relacionan su fallecimiento con las teorías negacionistas en las que creía: “¿Vamos a crucificarlo por considerar que esta vacuna no es de verdad una vacuna? ¿Por señalar que ningún médico pueda afirmar que no tenga metales pesados? No querer vacunarse no es ser el Anticristo. Esto es mucho más que una crisis sanitaria”.