"No voy a parar hasta que se haga justicia". Es el grito de Pilar Hernández, la madre de una joven que ha tenido dos tentativas de suicidio por acoso escolar en poco más de un mes y ahora ha decidido "romper el silencio". Después de que el caso de Kira saliese a la luz, decidió contar la historia de Paula (nombre ficticio), su hija. 

Según relata Hernández a este medio, Paula sufrió acoso escolar en la escuela Manyanet Sant Andreu –Jesús Maria i Josep (JMJ)– durante varios años. "Al principio parecía un juego, después las agresiones llegaron incluso a las manos", asegura. "Con 11 años, mi hija no paraba de verbalizar que quería matarse", añade.

CAMBIAR DE COLEGIO

Hernández cuenta que, cuando la niña era pequeña, era "incapaz" de explicarle que le pasaba, pero ella detectó que algo "no iba bien". En las primeras conversaciones con una mediadora –presuntamente cercana al Jesús Maria i Josep– entre la familia y la escuela, la solución que reiteraba era que cambiasen a la niña de colegio, aunque de forma "indirecta". Según Pilar, les facilitaba información de las fechas de preinscripción de otras escuelas, algo que interpretaban como una presunta "invitación" a marcharse. 

No obstante, la madre apunta que "con diez años y a mitad del curso" no era tan fácil realizar dicho cambio. Además, su preocupación iba mucho más allá: "¿Cómo podían pretender que el dolor de mi hija desapareciese al estudiar en otro centro?", se pregunta una y otra vez.

IDEACIONES SUICIDAS

El problema de Paula en la escuela empeoró cuando tenía entre 10 y 11 años. Fue entonces cuando, según Hernández, repetía "una y otra vez que no merecía vivir". De hecho, la menor empezó a ausentarse en la escuela porque "no podía dormir".

A pesar de informar al colegio de la situación, la inacción de la dirección del centro empujó a la madre a ir más allá y denunciar el caso al Consorci d'Educació.

Kira, la joven que se suicidó en una imagen compartida por sus padres / RRSS



"ALARGAR EL PROCESO" 

"Intenté encontrar una solución y sentía que me ahogaba en un pozo sin fondo", explica Hernández. Según relata, cuando empezó a indagar las distintas vías por las que podría terminar con el problema, "la mediadora volvió a intentar convencer a Paula para que se marchase de la escuela".

Pilar dio la voz de alarma a Educación en el año 2018. A pesar de que en un principio la madre pensó que había encontrado la solución, "lo único que hicieron en el Consorci fue alargar el proceso para que nos fuésemos del centro", sentencia. 

APLICACIÓN DEL PROTOCOLO

Pilar asegura que, en sus reunión con el Consorci, "tuvo una conversación subida de tono" con la inspectora, hasta que consiguió que se aplicase el protocolo contra el acoso escolar en el centro. 

Según Hernández, "el protocolo nunca llegó", y la actuación continuó en la línea de "dar largas" intentando esquivar cualquier proceso que "dañase la imagen de la escuela". En este sentido, la Presidenta de  la Asociación No al Acoso Escolar (NACE), Carmen Cabestany, apunta a que el protocolo "no se hace correctamente". El problema, a su parecer, es que "el centro es juez y parte y no hay ningún órgano externo que intervenga y controle que la implementación se haga con transparencia".

No obstante, Antonio Ruiz Carrillo, responsable de Cumplimiento Normativo Externo en la Congregación de la Sagrada Família (a la que pertenecen las escuelas Manyanet), explicó a Metrópoli que "cualquier expediente o informe relacionado con el acoso escolar ha sido siempre controlado" y que "no existen pruebas que digan lo contrario".

Asociación No al Acoso Escolar (NACE) / NACE



SÍNDIC DE GREUGES

Ante una situación de "desesperación", Pilar decidió acudir al Síndic de Greuges para abrir un expediente por la situación de Paula en el Manyanet. Fue entonces cuando se alertó de que su caso no era aislado.

"Estamos hartos de que este tipo de escuelas haga cualquier cosa para preservar su imagen", le dijeron a Hernández desde el Síndic. Tras su intervención, la escuela decidió actuar, pero las cosas "no mejoraron en absoluto".

AISLAMIENTO

En el JMJ le asignaron un "guardaespaldas" a Paula. Es decir, la joven tenía un profesor que la acompañaba durante toda la jornada escolar para evitar enfrentamientos con los alumnos. Esto, para la niña, fue una humillación.

"La idea de solucionar el acoso escolar es incluir a la alumna, no excluirla", explica Hernández. "Ellos mismos se encargaron de aislarla", denuncia. A pesar de que finalmente no quedó otra opción que apartarse del colegio "sin ninguna consecuencia para el centro", las secuelas que arrastró Paula después de dichos episodios traumáticos culminaron en un intento de suicidio durante el pasado mes de agosto de este 2021.

Exterior del Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona / ARCHIVO



NUEVO INTENTO DE SUICIDIO

Hernández decidió hacer público el intento de suicidio de su hija después de que el fallecimiento de Kira saliese a la luz: "ver otro caso así me mataba por dentro. Podría haber sido mi hija, por eso me he implicado tanto en la lucha", cuenta la madre.

A pesar de que Pilar estaba dispuesta a iniciar un proceso judicial contra el Manyanet –lo apartó por el estado de salud de su hija–, la pesadilla se repitió el pasado jueves, 16 de septiembre: Paula volvió a intentar quitarse la vida. La joven, que actualmente está estable y pendiente de ingresar en el hospital Sant Joan de Déu, repite que le persiguen los "sentimientos de culpa" y que "no merece vivir".

Hernández reitera convencida que el intento de suicidio "nace del acoso que sufrió en el Manyanet" y, por ello, asegura a este medio que "irá hasta el final" de la mano "del resto de familias afectadas" para que los casos de acoso escolar en el centro tengan consecuencias reales. 

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