Caen unas gotas sobre el casco de la embarcación cuando un sargento pone en marcha la patrullera. Son las once de la mañana bajo un cielo gris, resacoso por la tormenta nocturna del miércoles. Sin embargo, las nubes dan una tregua, las gotas apenas se prolongan unos minutos y el tiempo permite una navegación cómoda para la tripulación del Servicio Marítimo de la Guardia Civil de la Provincia de Barcelona. 

El patrón J. Reina es uno de los veteranos de la unidad. Es el miembro de la tripulación con más graduación y este jueves dirige la patrulla Rio Santa Eulalia, una embarcación longeva a la que también sube a bordo un equipo de Metrópoli para acompañar unas horas a estos agentes. Con 17 años en el mar y una potencia de 3.000 cc, el navío se curtió en las persecuciones contra las barcas del narcotráfico en otras zonas de España como el estrecho de Gibraltar. Ahora, al final de su vida útil, ha sustituido los galopes y la adrenalina por servicios y actuaciones más apacibles, recorriendo las playas de Barcelona.

PESCA ILEGAL

Las tres embarcaciones que la Benemérita tiene amarradas en el puerto de la capital catalana se dedican al auxilio de embarcaciones sin motores que pierden el gobierno y al rescate de bañistas desorientados y arrastrados por la marea mar adentro. Son los encargados de perseguir cualquier indicio de delincuencia en el agua, contrabando y prácticas de pesca ilegal en zonas protegidas. Las redes intervenidas seis meses atrás a unos pescadores que faenaban por el litoral barcelonés usando una práctica ilegal aun descansan a unos metros de las oficinas de este servicio, un moderno y robusto edificio de hormigón ubicado al final del puerto.

El patrón J. Reina del Servicio Maritimo Provincial de Barcelona de la Guardia Civil / LUIS MIGUEL AÑÓN (MA)

El "caballo de batalla" de esta unidad, en palabras del capitán Francisco Torres Fernández, es la policía administrativa. Este verano, el primero sin restricciones a causa de la pandemia y con un pleno retorno del turismo, los agentes describen un escenario similar al de 2019, previo a la crisis sanitaria. En verano, añade Reina, las problemáticas en el mar se multiplican por diez. "Tenemos desde averías, embarcaciones que se quedan sin gobierno a la deriva, personas que necesitan ayuda porque se caen al agua, avisos de gente que ha perdido de vista a sus familiares o usuarios de playas que se quejan de la invasión de motos de agua en las zonas de bañistas".

En 2019 realizamos 344 inspecciones, se denunciaron 92 infracciones administrativas y los incumplimientos sobre Marina Mercante --revisiones de los equipos que lleva el barco, licencias para pilotar, documentación...-- fueron 78. En lo que llevamos de 2022 se han hecho 456 inspecciones, se han denunciado 116 infracciones administrativas y los incumplimientos sobre Marina Mercante han superado el centenar. 

MOTOS DE AGUA

Las empresas de alquiler de motos de agua preocupan a la Guardia Civil. Es una actividad que registra una alta intensidad y los grupos numerosos, por encima de lo permitido, ponen en peligro al resto de usuarios. "De momento no tenemos accidentes, pero sí situaciones de riesgo. La gente ha salido con más ímpetu tras la pandemia", comenta el capitán.

La tripulación lista para ser abordada / LUIS MIGUEL AÑÓN (MA)

La embarcación navega entre cruceros y grandes buques de mercancías. Desde la cubierta se divisa el catamarán Carson City, un buque de la armada estadounidense que estos días atraca en Barcelona. El cielo se va abriendo cada vez más y aparecen las primeras embarcaciones de recreo e incluso algún amante del pádel surf. Los meses de verano concentran  grueso del trabajo de esta unidad. La detección de patrones sin títulos e irregularidades en las medidas de seguridad de la embarcación son habituales en los alrededores de la capital catalana. "En verano detectamos muchas infracciones de los usuarios de motos de agua. Se cuelan en las zonas balizadas para los bañistas. Muchas embarcaciones no cumplen con las medidas de seguridad, son negligentes, o bien no respetan los reglamentos para prevenir los abordajes en el mar", explica el patrón.

DE CUBELLES HASTA MALGRAT

El Servicio Marítimo está formado por agentes procedentes de diferentes puntos de la geografía española, aunque los catalanes son mayoría. Nacido en una localidad costera del Maresme, Reina se crió rodeado de familias pesqueras. La activación de las primeras embarcaciones de la Guardia Civil en Barcelona en los Juegos Olímpicos de 1992 sedujeron a este hijo de guardia civil. 

"Nosotros estamos disponibles las 24 horas del día y los 365 días del año. Cubrimos toda la provincia de Barcelona, desde Cubelles hasta el río Tordera en Malgrat", explica este cabo 1º. Sobre las 12:30, Reina decide inspeccionar una navío de recreo que surca el mar a una milla de la playa de la Barceloneta. La aproximación de la nave de la Guardia Civil sorprende a un matrimonio sentado en la proa de la nave que disfruta de un paseo turístico. El patrón le ordena que pare el motor y se aproxima a escasos dos metros de la embarcación. Dos de sus agentes abordan el navío y piden la documentación al patrón.

Actuación de registro de una embarcacion frente a la costa de Barcelona / LUIS MIGUEL AÑÓN (MA)

INSPECCIÓN Y SANCIÓN

Tras 15 minutos consultando el papeleo del encargado del barco, los agentes detectan, al menos, cuatro infracciones. El barco no está autorizado por capitanía para ejercer la actividad, el barco tampoco tiene el permiso para ser alquilado, el seguro no está en vigor y las bengalas y cohetes están caducados. "Levantaremos diversas actas por infracciones administrativas y capitán marítimo valorará iniciará expediente. Acabará con una posible sanción", observa. Las multas pueden oscilar entre 300 y hasta 60.000 euros. 

De momento, el narcotráfico no es una problemática detectada en la costa barcelonesa. A diferencia de otros puntos calientes como La Línea de la Concepción (Cádiz) que concentra gran parte del tráfico de hachís a lomos de lanchas rápidas, Barcelona no supone una ruta de entrada de sustancias en embarcaciones ligeras. "No tenemos incidencia del narcotráfico. En el pasado se detectó algún caso, pero a día de hoy no tenemos constancia que se esté entrando droga por la costa de Barcelona", comenta el capitán. En el amarre de la Guardia Civil en Barcelona sí descansan dos testigos de la actividad del narcotráfico en el sur de España. Dos narcolanchas decomisadas, una de ellas con más de 1.000 cc repartidos en tres motores están atracadas en el muelle del Instituto Armado, a disposición si hiciera falta para el cuerpo. 

El barco abordado frente a la costa de Barcelona / LUIS MIGUEL AÑÓN (MA)

CONSUMO DE DROGAS

El máximo responsable del Servicio Marítimo explica que el consumo de alcohol supone una especie de vacío legal en el mar. "No está muy regulado. Hay una norma que establece que el patrón no debe superar el índice de alcohol, pero no está regulado". Los guardias detectan fiestas en barcos donde se consume alcohol y drogas. Han sancionado a personas consumidoras de sustancias, pero siempre lo hacen basándose en los síntomas, ya que no pueden realizar test de alcoholemia ni de drogas.

Regreso al puerto de Barcelona / LUIS MIGUEL AÑÓN (MA)

 

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