La Audiencia de Barcelona ha absuelto al activista por el derecho a la vivienda L.G., acusado de abusar sexualmente de un joven que había sido menor no acompañado y que residía con él en Casa de Cádiz, un local okupado para gente sin hogar en Barcelona. La Fiscalía pedía para él 11 años de prisión por dos delitos de abuso sexual, uno de ellos con penetración y el otro de forma continuada. El Ministerio Público pidió, también, una indemnización de 20.000 euros por daños morales y la prohibición de acercarse o comunicarse con la víctima por un periodo de 15 años
Según la sentencia a la que ha tenido acceso EFE, el tribunal de la sección segunda considera que el testimonio del exmena "carece por completo de la verosimilitud que pudiera justificar la atribución al acusado de la autoría de delitos tan graves como los que les imputan las partes acusadoras".
CONTRADICCIONES E INCOHERENCIAS DE LA VÍCTIMA
La sentencia, contra la que cabe recurso de apelación ante el Tribunal Superior de Justicia de Catalunya (TSJC), señala que el testimonio de la supuesta víctima se caracteriza por una "patente incoherencia interna" y que varios aspectos de su relato entran "en franca contradicción con lo declarado por otros testigos".
L.G. es conocido por sus irrupciones reivindicativas en mítines políticos y actos institucionales para llamar la atención sobre el derecho a la vivienda. El acusado fue detenido en 2020 por los Mossos d'Esquadra, después de ser denunciado por abusos sexuales entre varias personas que compartían techo con él en este centro okupado.
UN REFERENTE PARA EL JOVEN
Uno de los denunciantes fue un joven que había llegado solo a España con 17 años y estuvo tutelado por la Generalitat hasta que cumplió la mayoría de edad, en 2019, tras lo que se fue a vivir a la Casa de Cádiz. La Fiscalía señaló en su escrito provisional que L.G. se convirtió por su edad, su liderazgo en el inmueble y su experiencia, en un referente para el joven, al que el acusado también ayudó a unirse a un equipo de fútbol y le sacó fotos para tratar de hacerle trabajar como modelo.
El ministerio público también destacó que el procesado, que dormía en la misma habitación que el joven en compañía de otras personas, se introdujo en repetidas ocasiones en la cama del menor, situación que incomodaba al joven, al que después invitó, entre finales de 2019 y principios de 2020, a pasar unos días en Olot, donde ambos compartieron hotel y cama.
HOMOSEXUALIDAD
En ese episodio, sostiene la Fiscalía, L.G. forzó presuntamente a la víctima a quitarse la ropa, a lo cual accedió ante el miedo a quedar desamparado por no tener dinero y por temor a quedarse en la calle, y después el acusado le practicó sexo oral pese a su oposición. Posteriormente, abusó sexualmente del joven en repetidas ocasiones después del viaje. "Era público que L.G. era homosexual" y que tanto él como el extutelado "eran más que amigos, había toqueteos y sonrisas entre ellos", recoge la sentencia, que también destaca que tampoco ha quedado acreditado que el acusado ejerciera una relación vertical de sumisión hacia la presunta víctima.
Sobre el consentimiento de la felación en Olot, el tribunal señala que si esta se produjo la segunda noche del viaje, es llamativo que el acusado no lo intentara durante la primera, donde el denunciante señaló que no sucedió nada, y que el exmena siguiese una tercera en compañía de L.G. en la localidad. También, destaca sobre este episodio unas fotografías que la presunta víctima se dejó hacer en Olot y que "por su contenido hablan por sí solas", que ponen cuestión que hubiera habido algún acto de naturaleza sexual no consentida.